Otra de taxis

El taxista era muy amable. Me preguntó si conocía mis derechos como cliente del taxi de Madrid

Mientras recojo mis cosas de la mesa del locutorio donde me hicieron una entrevista radiofónica, entran para sentarse los de la siguiente sección: el conductor del programa y un invitado. Quienes me habían entrevistado me ofrecieron llamar a un taxi. No quise generarles un gasto, así que contesté: "Son muy amables, muchas gracias. Pido un Cabify". El invitado que aún estaba en pie me espetó: "¡Ah, tú eres de esas!". "¿De esas", pregunté. "Sí de las que utilizan los VTC". "Sí", le contesté. "Soy de las personas que aceptan la evolución". "¡Eres una inculta!", me espetó. "¿Me está insultando?", le dije. El director de la sección tenía la cabeza agachada mirando los papeles que ordenaba sobre la mesa. Sin levantarla medió para tranquilizar a su alterado invitado. Le hizo corregir sus palabras que cambió a "desinformada". No quise alargar la gresca. Les estreché la mano a ambos y me marché. Resultó ser uno de los presentantes de gremio del taxi en Madrid, que están debatiendo si hacer una huelga indefinida en protesta por los VTC. Ya, de recogida a mi casa, levanté la mano en la vía para parar un taxi. Nos saludamos, le dije la dirección y quería, como siempre acostumbro, asegurarme de que tuviera datáfono para pagarle con la tarjeta de crédito que tengo bajada en mi teléfono móvil. El taxista era muy amable. Me preguntó si conocía mis derechos como cliente del taxi. "Pues no". Los taxis, me dijo, estamos obligados a llevar el datáfono siempre encendido. De no llevarlo no pueden circular por Madrid. Si no me funcionara la aplicación del móvil, o no llevase efectivo, el taxista está obligado a llevarme hasta un cajero para sacar dinero y pagarle. Esa carrera, hasta el banco, no la debe cobrar. Aunque la carrera sea mínima el taxista debe aceptar mi viaje. Su discurso estaba lleno de información instructiva. Él mostró estar en contra de los taxistas que engañan al cliente dándoles muchas vueltas y expuso la dudosa higiene de sus colegas. Añadió detalles que la ley dicta sobre lo que el taxímetro marca para que tampoco se excedan en las horas de trabajo. Aproveché para preguntarle sobre los VTC. Piden que se igualen ante la ley con respecto a los exámenes que deben pasar para poder sacarse la licencia, cosa que, según su versión, no están haciendo los conductores de VTC que en muchas ocasiones no conocen el callejero de Madrid. El Ayuntamiento les obliga a comprar marcas concretas de coche que son de baja gama con respecto a los VTC. Me confesó que no quería hacer huelga pero que si los compañeros le pillaban circulando le agredirían. Así es la realidad.

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