Cuando los telediarios hablan del calor

Tal vez ahora los del norte comprendan que no es vagancia lo que tiene sin actividad a los andaluces

Un escritor de novelas del Oeste, Elmor Leonard, dijo que nunca había que comenzar un texto hablando del tiempo que hacía. Bueno pues van los telediarios y comienzan hablando del calor que hace, como si fuera noticia y no lo supiéramos. En mi antropología personal del calor recuerdo veranos asfixiantes en mi pueblo en donde respirar con normalidad ya era un logro a tener en cuenta. Las casas eran como esos hornos continuos de las fábricas en donde se quemaba orujo para cocer los ladrillos. A la calle salíamos con la boca abierta, como los lagartos, en espera de un soplo de aire decente. En Bailén ha hecho siempre tanto calor que hasta Napoleón tuvo que claudicar cuando el 19 de julio de 1808 su ejército se rindió porque no había dios que luchara con 40 grados a la sombra y sin agua que echarse al garguero. Así que si ahora los del telediario me dicen que se presentan unos días calurosos, yo me río y recuerdo los veranos de mi infancia. Imposible inventariar los remedios infructuosos que se ideaban para combatir el calor, desde poner un ventilador delante de una cubitera de hielo para que el aire se enfriara a meter de vez en cuando la cabeza en un cubo con agua del pozo. Todavía no sabíamos que había una tal Carrier que había inventado el aire acondicionado. Pero es que los expertos no paran de darnos consejos para combatir el calor: ponerse a la sombra y evitar los rayos de sol. Joder, eso lo dicta el sentido común y hasta el más insignificante insecto lo practica, sin que haya expertos en su especie, que se sepa. Quiero decir con esto que el calor es lo natural en verano, y no hace falta que lo digan los telediarios. Otra cosa es que digan que en Soria o en Valladolid están a cuarenta y tantos grados y que allí está todo el mundo abotargado y sin poder hacer nada a causa del bochorno. Tal vez ahora los del norte comprendan que el calor abotarga y que no es vagancia lo que tiene sin actividad a los andaluces de Écija o de Montoro, por poner dos pueblos en donde se fríen huevos en las baldosas de las terrazas. Y si hay que desprenderse de tópicos y banalidades de programas veraniegos, allá va ese que dice que en verano los expertos recomiendan que hay que beber mucha agua. Que se lo digan a los soldados de Napoleón.

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