La esquina

José Aguilar

La tentación de Cascos

AÁlvarez-Cascos le están calentando eso mismo, los cascos, para que acompañe su baja en el Partido Popular de la formación de un nuevo partido político creado a su imagen y semejanza a fin de pelear por la Presidencia de Asturias en las elecciones autonómicas de mayo. Se trataría de hacer realidad su ambición mediante un instrumento distinto al soñado. Distinto y contrapuesto.

Después de una tournée por los medios de comunicación, ávidos de noticias en un periodo de sequía informativa, hasta le han fabricado una encuesta sonrojantemente favorable, que no sólo indica que a la mayoría de los votantes asturianos del PP les ha parecido mal su exclusión como candidato de este partido, sino que también le augura una victoria a su propia formación alternativa, que se impondría al PSOE, al PP y a IU. Un auténtico tsunami electoral en el Principado.

Debería pensárselo dos veces antes de sucumbir a la vanidad y tomarse en serio que él será el salvador de Asturias. Este sondeo se realizó absolutamente en caliente, el día después de su ruptura con el PP y su "disponibilidad" a liderar un nuevo proyecto político, beneficiándose, pues, del movimiento de solidaridad instintiva que suelen generar los que se rebelan contra los aparatos partidistas. Que muchos votantes del PP reaccionen a bote pronto contra la marginación de Paco Cascos no significa que, dentro de cuatro meses, vayan a votarle. Es significativo que en cuanto ha dado el portazo a Rajoy y ha abandonado la militancia sus avalistas a nivel nacional le han retirado el respaldo y sus seguidores en Asturias, que parecían tantos, han recogido velas y anunciado que seguirán en su partido de toda la vida. Las excepciones se cuentan sólo por decenas, y pocas.

Todo está en contra de Cascos. Su propia personalidad, autoritaria y escasamente atractiva; su trayectoria de feroz verdugo de disidentes que ahora enarbola la bandera de la rebeldía; su retirada durante seis años de toda actividad militante en el PP y de todo contacto diario con Asturias para aparecer finalmente como aspirante a la cúspide... Por si fuera poco, su hipotética organización política tendría que competir por el voto de centroderecha con una organización, el PP, que está en puertas de una gran victoria electoral y, por ello mismo, en condiciones de pedir al electorado que no se distraiga en operaciones menores. Sólo una persona, Rosa Díez, ha tenido cierto éxito en los últimos años en la creación de un partido pequeño tras salir de uno grande, pero es que ha podido recoger simpatías a la derecha y a la izquierda. No sería el caso de Cascos.

Por otra parte, levantar un partido cuesta un dineral. ¿Alguien se imagina a los bancos dándoselo a Cascos para que luche con Rajoy?

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