El lanzador de cuchillos

La tercera España

Señor Rivera, salga de la cueva, despida a sus asesores y retome el espíritu liberal que animó a Ciutadans

Hace casi una década me ilusioné -por primera vez en mi vida- con un proyecto que venía a aportar aire fresco a la viciada atmósfera de la democracia española. Me interesaba la política, pero recelaba de los políticos y recibí el advenimiento de UPyD como la penúltima oportunidad de devolver la democracia a sus legítimos titulares, los ciudadanos. Después aquello acabó como acabó porque quienes, de la nada y con todo en contra, levantaron milagrosamente un proyecto tercerista en un país tradicionalmente abonado al bipartidismo se empeñaron en liquidarlo con la misma rapidez con que lo encumbraron. No entendieron, o no quisieron entender, que con la irrupción repentina de Podemos, el tercerismo moderado no tenía más remedio que unir sus fuerzas. Algún colaborador leal -la lealtad es exactamente lo contrario del servilismo- debió advertir a Rosa Díez, la dirigente más valiente y honesta que he conocido, pero también la más orgullosa, de la necesidad imperiosa de la fusión con Ciudadanos, pero en aquel momento, la cúpula de UPyD era ya un búnker cerrado, jaleado por un número considerable de cobistas, menos preocupados por el futuro del partido que por el suyo propio.

Rivera era más joven, más guapo y menos incómodo y se llevó el gato al agua, hundiendo definitivamente la piragua magenta de R10. Cs se convirtió así en la única voz alternativa a la bronca y los extremos, a la división artificial, en la única formación que defendía, con un sentido profundamente institucional, lo que nos une a todos los españoles. Sin fundamentalismos. Un partido abierto y dialogante -la denostada veleta-, pero con unas cuantas ideas meridianamente claras. La tercera España de Chaves Nogales y Salvador de Madariaga.

Con el tiempo todo se ha ido diluyendo. Rivera, como un obispo al que la púrpura hubiese alejado de Dios, ha sacrificado los principios -pocos, a decir de algunos- en el altar de la demoscopia. Como no sé si los políticos tienen amigos, desde esta modesta tribuna le voy a dar un consejo: señor Rivera, salga de la cueva, despida a sus asesores y retome el espíritu liberal que animó a Ciutadans. Son muchos los españoles que aún creen en una alternativa reformista y moderada que centre a PP y PSOE, combata sin complejos el argumentario nacionalista y haga frente al populismo rupturista de Podemos y el discurso antediluviano de Vox. Sería una pena que el proyecto político más interesante de los últimos tiempos acabase camino del despeñadero. Y triste comprobar que no erraba Federica Montseny cuando intuía que al final de todos los sueños humanos no hay más que polvo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios