Gafas de cerca

Tacho Rufino

jirufino@grupojoly.com

El 'tiempo', nuevo opio del pueblo

Las actitudes de niño malcriado de Trump, sus propios tuits y los de tantos otros políticos (para la posteridad, los últimos del juez Serrano, que es para Vox, y en una escala muy inferior, el Garzón de Felipe González: puro gancho electoral con fecha de caducidad). Sucesos como la detención en el aeropuerto de Sevilla de un militar miembro de la comitiva del presidente brasileño con 39 kilos de cocaína; aunque la verdad, si nos ponemos peliculeros, Jair Bolsonaro pega en un papel en cuyo entorno pueda pasar algo así. La liquidación de Huawei por parte de los nuevos árbitros globales -en este caso, Google, de la mano de la Casa Blanca-, mientras que la hija del dueño de la compañía telefónica china está arrestada en Canadá desde hace meses y puede enfrentarse a 30 años de cárcel. Hay mucho más estupefaciente informativo, pero valgan estos ejemplos para declararse abierto a la conspiranoia, por mucho que a uno siempre le hayan repelido las alusiones a una mano negra, a un club de poderosos como Bilderberg, y mucho más las expresiones inconcretas sobre pérfidos titiriteros globales: "Nos llevan por donde quieren", "ellos dominan todo, y nosotros estamos en sus manos", "esos tíos echan virus y bacterias para vendernos después las vacunas". Pero está uno bien tentado de empezar a creer en ese malo exterior, culpable de nuestra vida -según- mediocre, o de nuestra pobreza y fracaso.

El opio del pueblo va mutando de la mano del estado tecnológico y de la dominación cada vez más evidente de las personas corrientes por el prodigio y la condena que es internet, que puede muy bien ser la prisión de la conexión y la libertad. Sin duda el móvil es hoy el hegemónico opio del pueblo. Desde la religión que señaló Marx, o antes el panem et circenses romano o el fútbol aún hoy, pasando por el alcohol y las drogas, el emprendimiento sin un chavo, el consumismo, el turismo "democrático" y hasta Sálvame y MYHYV, los opios del pueblo -hay más de uno- han encumbrado desde hace ya un tiempo al parte meteorológico a algún lugar de su estupefaciente podio. Es el objeto de todo el deseo de inserción publicitaria de élite en nuestra ración de tele diaria, y su duración se incrementa hasta, diría yo, desbancar a las noticias de deportes (o sea, de fútbol) como sección de mayor peso y tiempo en los noticiarios. Esta semana ha sido un bombardeo de mapas carmesí: "Ven a nosotros, oh ola de calor". Mientras, el Congreso sigue paralizado después de meses. Y, oiga, no pasa nada: hay tiempo de sobra. Dame isobara y ola de calor en vena.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios