Y pese a todo, pese a los que rompen escaparates, intentan subvertir el orden; pese a los que se cansan, se cabrean y se lanzan a insultar, pese a todos esos, hay quienes dentro de esta anormalidad intentan seguir haciendo eso que les gusta, eso que les mantiene en lo que son y en lo que quieren ser, vengan bien o mal dadas, como ahora. Porque aunque se habla de confinamiento, de ruina, de calles desiertas, y de un ambiente triste, está este grupo de chicas que se lanzan a bailar en plena calle, a lo pies de la Catedral, y grabarlo. Y desde acá, el aplauso.
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