El trabajo

El Ayuntamiento desmanteló en 2012 el Instituto Municipal de Formación y Empleo en una ciudad con un 28,78% de paro

Para las personas que tenemos una cierta edad el trabajo puede ser tanto una condena como una herramienta de liberación. Para cualquier persona, tenga la edad que tenga, el trabajo es la fuente de ingresos que le va a permitir llevar una vida autónoma.

Quizá ese sea el principal dolor que esconde el paro: te sitúa fuera del grupo de quienes pueden vivir su vida libremente.

Tristemente, en nuestra ciudad existe un número alto de personas que no pueden trabajar. Y no pueden no por falta de interés, sino porque no encuentran una oferta adecuada en eso que se llama 'el mercado de trabajo'. Sobre la relación de los conceptos mercado y trabajo se puede escribir mucho, pero esa reflexión no cabe en este espacio.

Sin embargo, y al hilo de esa relación, sí podemos reflexionar sobre cómo, en las ciudades, pueden trabajar las instituciones para conseguir que sean cada vez menos las personas que no tienen acceso a un puesto de trabajo.

Lo primero a tener en cuenta es que los ayuntamientos no tienen, entre sus competencias prioritarias, la creación de puestos de trabajo. Pero, sin duda, luchar con todas las herramientas a su alcance para que el paro sea cada vez menor debe de ser una de sus preocupaciones fundamentales. Y mucho más si se ocupan de gestionar ciudades en las que la tasa de paro está alrededor del 20%.

Por eso fue muy sorprendente, en el año 2012, que el Ayuntamiento desmantelara el Instituto Municipal de Formación y Empleo. Pasó de tener unas 100 personas empleadas a contar con apenas 20 y manejar un presupuesto de apenas 30.000 euros. Por supuesto, no se gestionaban ni solicitaban convocatorias de proyectos europeos ni de ninguna otra administración. Y todo eso en una ciudad con un 28,78% de desempleo.

La situación, como en tantas otras cosas, es radicalmente distinta en este momento. Ahora mismo el Ayuntamiento cuenta con 30 personas en este área, entre formadoras, orientadoras y técnicas de empleo. Además, se está gestionando un presupuesto por encima de los 10 millones de euros.

Ese cambio radical en el planteamiento de cómo contribuir en la política de empleo desde el ámbito municipal es otro de los indicadores que pueden darnos pistas sobre qué Granada queremos. Y, lo que es más importante: sobre quién puede hacer posible esa ciudad.

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