"¿habrá otro, entre sí decía, / más pobre y triste que yo?; / y cuando el rostro volvió / halló la respuesta, viendo / que otro sabio iba cogiendo / las hierbas que él arrojó". En un fragmento de La vida es sueño Calderón de la Barca reflexiona sobre la existencia de alguien siempre más desdichado, como una especie de consuelo a los problemas, pero llegados a este punto cabría hacer la pregunta opuesta: ¿existe alguién más rico o afortunado que yo? Usando un estilo poético como De la barca, podríamos repreguntarlo de la siguiente manera: ¿hay un trono superior al que ocupo yo?