El truco del trato

Aquí, el Gobierno ha escuchado a las autonomías pero nada de poner normas generales

No estamos en Halloween para preguntar aquello de si hacemos un trato o nos dan un susto por algún truco malévolo, no. Sin embargo hemos asistido durante semanas a un intento de engañarnos a nosotros mismos con un trato trucado y engañoso. Tras dos años de pandemia y sucesivas olas de contagios sabíamos muy bien que cuando el número de contagios subía debido a una nueva variante del virus nada iba a pararlo; nada, ni nadie. Por supuesto que nadie iba a renunciar a las sucesivas fiestas que se encadenan desde, precisamente el Halloween, y luego el viernes de compras y el pavo, no de navidad, sino del día de acción de gracias, y luego los santos y los puentes festivos de todo tipo. Y llegamos a las navidades, fiesta pagana del consumo. Olviden que era una fiesta religiosa porque si Jesucristo nació pobre para salvar a los pobres, digan quién quiere ser pobre hoy.

Hemos estado trucando y engañándonos de continuo puesto que una vez que hay vacuna y los síntomas son leves, lo que hay que salvar es la economía y el crecimiento, que a final de cuentas es lo que da votos y mantiene a los gobiernos.

La liga inglesa no suspendió el futbol porque da mucho dinero, en la NBA se inventan contratos y fichajes de diez días para que los equipos sigan teniendo jugadores en plantillas plagadas de infectados por el virus. El tenista serbio cínico y prepotente se sale con la suya y le aplauden. Aquí el Gobierno ha escuchado a las autonomías pero nada de poner normas generales. Que cada taifa y reino se las ingenie como pueda. Así, siempre se podrá encontrar alguna autonomía regida por los otros donde las cosas están mucho peor que las que gobierna los nuestros.

Aquí lo que manda es el euro y el dólar, para qué nos vamos a engañar. Eso es lo que estamos haciendo de continuo, tratando con trucos falsos que enmascaramos de tratos y de llamadas a la responsabilidad ciudadana. Esa responsabilidad que llena las calles de mascarillas desechadas y de fiestas sin protección, de gente que sin la más mínima consideración se las quita en cuanto puede y te escupe que se ha vacunado y que tampoco hay que exagerar. El ser humano no es que tropiece dos veces en la misma piedra es que pareciera que tiene por sesera un pedrusco duro y resistente a cualquier tipo de razón. Vale.

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