Quousque tamdem

Luis Chacón

luisgchaconmartin@gmail.com

El turismo como motor

El futuro está mucho más en la explotación del sector agrario, los servicios, la tecnología y el capital humano

Somos una de las mayores potencias turísticas. Desde aquel lejano "Spain is different" del desarrollismo que atrajo a millones de europeos a disfrutar de sol, playa y paella hasta la compleja y extensa oferta cultural, residencial y de ocio de la España de hoy, un trabajo continuado y constante ha dado lugar a una excepcional industria de servicios. No somos un "país de camareros" como declaró tan torpemente el señor Garzón, ministro de Consumo, despreciando a uno de los principales motores económicos del país. Contamos con algunos de los más grandes chefs del mundo; nuestros hoteles están entre los mejor equipados y más reconocidos; los inversores internacionales se fijan en España y la calidad y cantidad de nuestro patrimonio histórico-artístico es indudable. Somos, sin duda alguna, un referente cultural, museístico y urbano.

Por eso resulta inconcebible oír las propuestas de muchos de nuestros políticos que, a falta de altos hornos o fábricas de automóviles, lo que se les ocurre es proponer un Silicon Valley para cada barrio. Aunque no tengamos la tecnología, ni el capital, ni la experiencia para ello. Llegaríamos tarde. Como tantas otras veces a lo largo de la historia. El futuro está mucho más en la explotación del siempre imprescindible sector agrario, los servicios -entre ellos, sin duda los de ocio y turismo-, la tecnología y el capital humano

Nuestro mercado turístico requiere reformas y mejoras. Eso es incuestionable. Debe incidir en la calidad, la exclusividad y la mejora de servicios e infraestructuras. Por tanto, tras este año que nunca existió, ha de ser una de las palancas primordiales sobre las que implementar la recuperación económica. Estamos viendo y padeciendo las consecuencias de su caída. Es el sector que sufre -junto con el comercio, que tanta dependencia tiene de los visitantes, nacionales y extranjeros- las mayores restricciones a su actividad, afectada por la movilidad, la reducción de horarios y los toques de queda. Necesarias, sin duda. El turismo va a requerir más confianza en la inmunidad ante el Covid que otros sectores, lo que depende de una estrategia global que no parece existir.

Por todo ello, lo que resulta inconcebible es que siendo líderes mundiales -el segundo país más visitado del mundo- no contemos con un plan de rescate específico por parte del gobierno. Tanta indolencia política sólo provocará más ruina económica y social.

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