La última parada de la pobreza y el paro

No son alternativos ni antisistema. No se niegan a trabajar. Unos llevan años malviviendo en las calles ajenos a crisis, controles de déficits y ajustes financieros. Otros han caído en el pozo al mismo tiempo que engordaban las listas del paro. La mayoría pide dinero para poder alimentar a sus familias; algunos, un simple bocadillo. Otros, como en la imagen, cierran los ojos y aguardan su particular lotería: que alguien se fije en ellos, sea solidario y no los trate con la misma indiferencia que al mobiliario urbano. Nos acostumbramos a vivir entre miseria y, al final, integramos el egoísmo en nuestra normalidad.

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