La situación de confinamiento pasada la medianoche deja la ciudad prácticamente desierta. El movimiento peatonal no existe y apenas se ven vehículos en tránsito. Solamente alguno en el que su propietario regresa del trabajo o taxis y servicios públicos. La noche cambia por completo con respecto a las madrugadas de la deseada normalidad. Si se observa desde un mismo punto, las referencias claramente son las luces de los semáforos y del alumbrado de la vía. Y en el caso de la Mirada de hoy, el verde del 'césped' de las vías del metro. ¡Ni gatos, que diría alguno! Demasiado vacío.
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