La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

No hay vacuna para la imbecilidad

Ésta es -se han hartado de decirnos- la generación mejor preparada de nuestra historia

El preocupante incremento de contagios en gran medida debido a las actitudes irresponsables de muchos jóvenes está obligando a las comunidades autónomas -con los medios que les deja el desentendimiento del Gobierno- a volver a tomar medidas restrictivas y acelerar la vacunación entre los 16 y los 30 años. El problema es que no existe una vacuna para la imbecilidad. Hemos retrocedido a los 226 casos por 100.000 habitantes. La tasa asciende hasta alcanzar los 652 casos en el grupo de entre 12 y 19 años y los 717 en el de entre 20 y 29. En Conil se han alcanzado los 1.000 contagios por cada 100.000 habitantes. Si quieren ilustrarse vean en las redes el vídeo de una concentración de jóvenes en esta localidad gaditana coreando "hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual". Pues muy bien, ahí tienen el resultado: un brutal ascenso de contagios que, además de expandir el virus, puede destrozar la temporada turística.

El mal no sólo es español. En Bélgica el Gobierno ha contratado DJ para que actúen en los centros de vacunación y así los jóvenes se animen a acudir a ellos, iniciativa que también se ha puesto en marcha en Israel o México. En Grecia se les "premia" con 150 euros y un mes de internet gratis. En Francia se organizan Vaccination Party en las que se sortean cheques regalo, abonos de transporte o entradas a conciertos. En Londres se sortean entradas para la final de la Eurocopa. En Estados Unidos, dependiendo de los estados, los centros de vacunación y las empresas colaboradoras, se ofrecen donuts de crema, marihuana, cerveza, palomitas para el cine, fichas para maquinitas recreativas, alquiler gratuito de videojuegos, tablas de surf o gafas de bucear. De lo que cabe deducir que lo que todo el mundo ansía -ser vacunado- en el caso de los jóvenes se convierte en algo que debe ser incentivado.

Entre los extremos de demonizar o absolver a todos los jóvenes debería plantearse la opción intermedia de reflexionar sobre el espectacular fracaso educativo que evidencian estas iniciativas y las actitudes irresponsables de quienes tienen como objetivo prioritario de sus vidas la fiesta sin importarles multiplicar los contagios. En 4 de cada 5 ciudades españolas los contagios entre jóvenes se han multiplicado por tres, cuatro, cinco y hasta por diez en dos semanas. Y ésta es -se han hartado de decirnos- la generación mejor preparada de nuestra historia.

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