Primera dosis de vacuna. Hubo un presidente que o no se enteró de nada o hizo como que no se enteraba de la financiación irregular de su partido, de espionajes varios y otras diversas marrullerías que decían bien poco o de su capacidad para saber lo que tramaba su gente o de su catadura moral. Elijan ustedes y la historia dirá.

Segunda dosis. Ahora, hay un presidente que, de no dormir o tener pesadillas, ha pasado a compartir alcoba y tálamo político con el antes odiado y al presente querido vicepresidente. Un presidente que de no pactar jamás con los herederos de asesinos o de clamar contra leyes que llamaba inhumanas, ahora no hace ascos a su apoyo y aplica sin problema tales leyes. De lo que podemos estar seguros es que el presidente podrá hacer igualmente lo que dice o lo contrario. Esto nos ofrece gran confianza y sin duda que Maquiavelo estaría muy orgulloso de sus enseñanzas

Tercera dosis. No está de más recordar, por aquello de la memoria inmunológica, que tanto aquellos que no se enteraban o mentían en el pasado, como estos que ahora mienten o dicen que los demás son los que mienten, tanto monta y monta tanto, han pactado sin rubor con partidos que buscan solo el interés de los suyos y que lo siguen buscando sin engañar a nadie.

Cuarto dosis. Si los republicanos catalanes de izquierdas y los nacionalistas vascos de derechas se ponen de acuerdo en algo es en seguir llevándose recursos para su tierra y su gente, lo cual es muy loable. Mientras tanto, el resto de gentes de este país contemplamos cómo las regiones más ricas se siguen llevando los recursos y preguntándonos si aquellos partidos que se dicen nacionales realmente buscan algo más que su interés particular. Digo yo que la E del PSOE será por algo y que el agitar de banderitas nacionales del PP no será por abanicarse del calor de noviembre. O eso, o como se preguntan algunos canarios (que viven en aquellas islas del Atlántico que conquistó la Corona de Castilla en el siglo XV) quizás deben fundar un partido independentista para hacerse oír.

Por todo ello, y para evitar una quinta dosis de vacuna, prometo afiliarme al partido de mi comunidad de vecinos donde nos llevamos relativamente bien, y evitaría el choque anafiláctico de seguir recibiendo dosis de políticos nacionales, autonómicos, provinciales o municipales. No teman a la próxima vacuna del Covid: los españoles estamos vacunados de espanto y otras cosas. Vale.

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