Mar adentro

milena Rodríguez / gutiérrez

Otra vez el LAC

EXCEPTO en Cuba y en Granada, el transporte público busca la eficacia, la rapidez, la comodidad. En Cuba apenas hay autobuses; en Granada hay que montarse en muchos para atravesar una ciudad de poquísima extensión.

En Cuba, una de las grandes ocurrencias de Fidel Castro fue el llamado Cordón de La Habana: se talaron los árboles cercanos a la ciudad para plantar unas matas de café que nunca dieron frutos. En Granada, su todavía alcalde Torres Hurtado, en confabulación con la concejala de (In)Movilidad Telesfora Ruiz, ha talado con alevosía y veranería los antiguos autobuses para plantar el LAC, una especie de gusano ridículo que da vueltas por el centro de Granada sin salir nunca de él, como si Granada fuera un parque de atracciones.

Uno de los grandes méritos del sistema llamado LAC es el de haber convertido todos los barrios granadinos en pueblos y, por añadidura, todos los pueblos en apartadas provincias. El ridículo gusano llamado LAC resulta imprescindible, pero no lleva a ninguna parte, así que los granadinos suben y bajan incesantemente de los autobuses como si Granada fuera una montaña rusa, sin que importe la edad, las limitaciones físicas, las inclemencias del tiempo, la prisa que se tenga. Los dirigentes granadinos han creado también una cartilla de racionamiento autobusil: nos toca siempre el LAC en el centro y nos asignan un único autobús para salir de nuestro barrio, y ese mismo y único autobús para volver a él. Nos adjudican además una única parada para regresar a nuestras ahora lejanísimas casas: el campamento militar del Palacio de Congresos si vivimos en el sur, o el campamento de La Caleta, si residimos en el norte.

Con el nuevo sistema llamado LAC, los dirigentes cubanos, perdón, granadinos, han abolido toda posibilidad de que coger un autobús en Granada pueda entrar en la serie de los deseos o del placer. Y es que aquello que tenemos que hacer uniformadamente, siempre igual y del mismo modo, aquello que hacemos no por elección sino de modo obligatorio, aquello que no tiene alternativas ni opciones, no entrará nunca en la línea del deseo. Con el LAC Granada es hoy una ciudad más cercana a lo animal, más deshumanizada.

En Facebook hay una Plataforma con el nombre Di no a la reforma del transporte público en Granada. Dicen que ha recogido ya más de ocho mil firmas. No sé ustedes pero yo voy a poner la mía de inmediato contra el engendro telesfórico.

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