Mirada urbana

Una vez que te quise fue por tu pelo...

... Y ahora que te has pelado ya no te quiero. Quizá no haya una palabra más sugestiva que el pelo. El pelo se acaricia, se arranca, se pierde y por supuesto se toma. También se peina, se carda, se recoge, se besa y e incluso se tinta. Es muestra de amor, debilidad, de belleza y de extravío. Hay cabellos blancos de ancianidad, rubios de bote, oscuros de luto o mates. Y hay, en fin cabellos malditos, peluquines baratos, melenas al viento, pelambreras hostiles y cabellos de ángel. El pelo como metáfora y como alimento.

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