Allí donde la mayoría llora desconsoladamente, muchos encuentran un remanso de paz. El cementerio de San José, y el tanatorio, no son a priori el lugar donde alguien soñaría subir a desconectar. Sin embargo, más allá de su atmósfera taciturna y luctuosa, se encuentra en un privilegiado enclave en el que no pocos encuentran paz en vida. Y hay imágenes que hablan por sí solas. Pues aunque este sacerdote se dirija hacia el sitio donde nunca querríamos verlo acercarse, no deja de transmitir esa sensación de paz monacal tan necesaria en estos tiempos.

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