Desde que colocaron las vitrinas en el puente del Camino de Ronda que salva el pasó de la línea de ferrocarril, las vistas privilegiadas a la Alhambra y Sierra Nevada ya no son lo mismo. Ahora la panorámica se atisba arrugada, por la forma de las vidrieras, y se confunde entre los elementos urbanos que el cristal refleja. La vida, como el 'mirador' de la Redonda, es una sucesión de momentos y etapas que en ocasiones se perciben nítidos y en otras llegan distorsionados. Por eso es importante saber enfocar. A veces sólo depende del cristal con el que se mire.

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