palabra en el tiempo

Alejandro V. García

El vuelo y la fuga

LOS vuelos baratos no lo son tanto: le cuestan a las instituciones, a los empresarios y a las dos cajas de ahorros granadinas casi millón y medio de euros anuales en ayudas canalizadas a través de campañas publicitarias. Nos hemos acostumbrado con bastante naturalidad a que los ayuntamientos y las diputaciones destinen cifras considerables a proteger el éxito de los negocios particulares, unas veces para proteger a las plantillas y otras para que una provincia se beneficie de una actividad económica concreta que sin la ayuda oficial sería inviable. En pura lógica neoliberal no le falta cierta razón al Ayuntamiento de Granada cuando ha justificado el abandono del convenio de ayudas a las compañías de vuelo de bajo coste que operan en nuestro aeropuerto en la imposibilidad de mantener una subvención permanente. "El objetivo se ha cumplido", dijo ayer Antonio Granados, del PP, "y a partir de este momento hay otras necesidades". Y ha avisado de que la Diputación de Granada (y la de Jaén y, por qué no, el Ayuntamiento de la capital) podría incluso incurrir en una irregularidad.

Ahora bien ¿es esa la razón por la que el Ayuntamiento granadino ha huido (literalmente) del convenio, tan velozmente que ha dejado sin liquidar una deuda de 186.000 euros? ¿Ha tenido una revelación bíblica Torres Hurtado? Parece que no. Hay pistas suficientes como para pensar que todo es un subterfugio y que la explicación encumbre algo más simple: intereses políticos momentáneos. No me creo que el PP, de pronto, haya descubierto escandalizado que las ayudas a las empresas para son ilegítimas. De hecho, el PP cree que el convenio de los vuelos baratos, hasta el pasado viernes, era oportuno. Y si lo era ¿por qué ha dejado de serlo precisamente ahora? Tampoco ha probado el PP que el "objetivo" del convenio, esto es, asegurar la viabilidad de líneas de vuelo baratos en nuestro aeropuerto, esté cumplido.

¿De qué ha huido entonces? No lo duden: de la tirria a financiar el éxito político ajeno. El PP no quiere cooperar económicamente en una hazaña (la revitalización del aeropuerto granadino) cuyo mérito, a su entender, se apunta una institución en manos del partido contrario. Esta pretensión, que es razonable en el plano político, es insensata en el plano social.

El éxito de los vuelos baratos es indiscutible. No sólo el turismo y la economía granadina se han beneficiado de las nuevas rutas. También a los granadinos (y a los jiennenses) se nos ha abierto un amplio abanico de posibilidades. ¿Y ahora? La fuga del Ayuntamiento tiene más de escapada irresponsable que de reacción reflexiva. El desinterés político no justifica la imprudencia.

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