Albert Rivera se blinda en Ciudadanos

Albert Rivera se está blindando en su partido para resistir mejor las presiones para que facilite la investidura de Pedro Sánchez

Nadie puede decir que el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, haya mentido a sus votantes. Durante la campaña electoral dejó claro que no apoyaría una hipotética investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno y así lo está manteniendo contra viento y marea. Por tanto, su contumaz negativa a facilitar un Gobierno socialista no puede ser criticada con demasiada aspereza, pues es el resultado del cumplimiento de una promesa, algo que no abunda demasiado en la política española. Sin embargo, Albert Rivera debería comprender que la política, por su propia naturaleza, es algo cambiante y que para navegar en sus procelosas aguas hay que saber cambiar de opinión a tiempo. De lo contrario se corre el peligro de naufragar. Más cuando este cambio de opinión no traiciona ningún principio fundamental del partido o del sistema democrático. Allanar el camino a la Presidencia del Gobierno a Pedro Sánchez puede gustar más o menos, pero no supone traicionar nada importante. Es una cuestión meramente coyuntural con la que, simplemente, se pretende asegurar la gobernabilidad de España.

Sin embargo, Albert Rivera sigue en su giro a la derecha y se niega a cualquier cambio en sus argumentos. Es más, sus últimos movimientos van encaminados a consolidar el bloqueo a los intentos de hacer presidente a Sánchez. Ayer mismo, anunció cambios sustanciales en la Ejecutiva nacional de Ciudadanos, con la entrada de 22 nuevos miembros, como Edmundo Bal, Javier Imbroda o Ángel Garrido, y la salida de críticos como Fernando Maura. Todo indica que Rivera se está blindando en su partido para soportar la presión a la que se va a ver sometido en los próximos tiempos para que acceda a facilitar la investidura de Sánchez, presión que ya, incluso, están ejerciendo algunos medios de comunicación extranjeros.

Albert Rivera debe reconsiderar su postura, aunque eso sea faltar a su palabra. Con una pedagogía adecuada (como hizo Felipe González con el referéndum de la OTAN) se puede explicar a la ciudadanía a qué se ha debido ese cambio de opinión. Nadie se lo echaría en cara. Claro que antes Pedro Sánchez debería presentar una oferta seria y creíble que hiciese posible el giro de Ciudadanos. El presidente en funciones, cuya pasividad en este asunto empieza a llamar la atención, tiene que darse cuenta de que, pese a que ganó las elecciones, su debilidad en el Congreso es notable. Es hora de que Sánchez haga propuestas que Rivera pueda comprar y que éste, llegado el momento, las compre.

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