Consultas con pacientes esperando, pero sin médicos especialistas o con facultativos saturados por una carga de trabajo en aumento. Una imagen repetida demasiadas veces en los últimos meses en los centros de salud del sistema sanitario andaluz. Hay carestía de médicos, singularmente de especialistas en Medicina Familiar y en Pediatría, servicios que conforman gran parte de la oferta de Atención Primaria del Servicio Andaluz de Salud. Una inadecuada previsión tanto en el número de licenciados en Medicina como en el de plazas para formarse como especialistas (MIR) unido a que tampoco hay plantilla suficiente para reponer el número de jubilaciones, excedencias o abandonos para trabajar en el sector privado o cubrir bajas de larga duración, son los distintos factores que explican un déficit de facultativos que debería evitarse. El buen funcionamiento de la Atención Primaria es esencial para que funcione correctamente el engranaje del sistema sanitario público porque, entre otras razones, presta un servicio cercano y eficiente, evita colapsos en los centros hospitalarios y permite una mejor aplicación de la medicina preventiva. Pero la realidad está demostrando que la plantilla de médicos de Atención Primaria es deficitaria y que los que sí prestan servicios tienen una carga de trabajo excesiva con cupos de pacientes que sobrepasan con holgura las recomendaciones internacionales -1.500 personas por profesional-, que saturan las consultas con cita previa -más las urgencias que se atienden- y apenas dejan tiempo a los médicos para servicios como la atención domiciliaria o la promoción de la salud. No hay más solución para este problema, con poblaciones más envejecidas que necesitan mayor atención, que dotar de mayores plantillas a los consultorios y centros de salud andaluces. Eso exige previsión en la dotación y contar con la financiación necesaria, una demanda constante de la Junta de Andalucía al Gobierno del Reino.