Contar y controlar los pisos turísticos

Un apartamento turístico legal no es sólo aquel que paga impuestos: debe contar con las demás condiciones del sector

La proliferación del alquiler de apartamentos turísticos también está contribuyendo a las buenas cifras del sector; del mismo modo que las líneas aéreas de bajo coste han servido para popularizar los viajes entre países, este tipo de alojamiento suma clientes a la hostelería y visitantes a las ciudades. Pero los empresarios turísticos están avisando, y con razón, de que se está viviendo un auténtico boom que necesita de una regulación. Ayuntamientos como el de Sevilla van a encargar un estudio para contabilizar los pisos, tanto los legales como los irregulares, y analizar el impacto que este tipo de economía tiene en la dinámica de la ciudad. De acuerdo con las conclusiones, se abordará la regulación. Sin embargo, antes de dar este paso, lo que es prioritario es que aumenten los controles para erradicar los pisos que se destinan al alquiler de modo irregular. Corresponde a los ayuntamientos esta labor, pero también a la Junta, y en especial a los departamentos de Turismo y de Hacienda. Un apartamento turístico legal no es sólo aquel que paga sus impuestos: tiene que contar, además, con unos requisitos para el alojamiento, como el resto de instalaciones del sector. En la costa andaluza se viene dando el caso de que se alquilan instalaciones que no reúnen ni siquiera las condiciones de habitabilidad. Son excepciones, pero es chocante que se anuncien en las redes y ninguna autoridad revise estos casos. Una vez ejercido el control sobre lo ilegal, los municipios tendrán que analizar si es necesaria la regulación. En algunas poblaciones, el apartamento turístico es una buena opción de desarrollo si no son posibles otras inversiones mayores, pero en las grandes ciudades turísticas es un asunto que se debe estudiar. La proliferación afecta en dos campos. En el primero, al propio sector, a los hoteles ya abiertos en las ciudades, porque compiten con unos precios más bajos en tal cantidad que podría alterar las rentabilidades. Pero, por otra parte, la apertura extraordinaria de apartamentos puede provocar un desplazamiento de la población desde los centros históricos a los alrededores. Este fenómeno se viene observando desde hace años, en cierto modo es inevitable, pero se debe evitar el extremo de que buena parte de la ciudad se convierta en territorio inhabitado por un aumento extraordinario de los precios. En Andalucía no se han llegado a padecer situaciones como ésta, que sí son apreciables en otros municipios de España, pero es conveniente que los ayuntamientos y la Junta estudien cuál es la evolución del fenómeno.

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