Los ciudadanos vivieron ayer una nueva jornada de inquietud ante las alarmantes noticias generadas por la pandemia del coronavirus. Fueron muchas y negativas: importantes miembros del Gobierno afectados por la enfermedad, desplome histórico del Íbex 35, interrupción de transportes, cancelaciones en cascada de miles de actos de todo tipo... Todo esto se unió a las alarmantes noticias que llegan de Italia, el país europeo más afectado por la pandemia, completamente paralizado y con más de 1.000 muertos ya por una enfermedad sobre la que aún existen demasiadas incógnitas. Sin embargo, los ciudadanos también empezaron a ver cómo tanto el Gobierno central como la Junta de Andalucía comenzaron a tomar medidas importantes para frenar en lo posible el contagio masivo y mitigar los efectos económicos de la crisis. Algunos aseguran que las medidas llegan tarde, pero hay que tener en cuenta que estamos ante una situación completamente nueva, en la que la experiencia de nuestros gobernantes, expertos y funcionariado es prácticamente nula.

Para resaltar la gravedad del reto al que nos enfrentamos, fueron los dos presidentes -el del Gobierno y el de la Junta, Pedro Sánchez y Juanma Moreno- los que presentaron las medidas adoptadas por sus respectivas administraciones. Así, Sánchez realizó principalmente dos anuncios en el plano económico: una inyección de 1.400 millones de euros para ayudar a pymes y autónomos a salvar la crisis provocada por el Covid-19 y el anticipo de 2.800 millones de euros a las comunidades autónomas para que atiendan las necesidades sanitarias que, sin duda, provocará la pandemia. Por su parte, Juanma Moreno, presidente de la Administración sobre la que recae el mayor peso en la lucha contra el coronavirus, anunció medidas drásticas con el fin de parar el contagio, como la suspensión de las clases en todas las etapas educativas (desde Infantil hasta la Universidad), el cierre de los centros de día que atienden a diferentes colectivos (mayores, discapacitados, drogodependientes, etcétera) o la suspensión de todas las actividades de ocio y culturales organizadas por la Junta, así como la clausura de los museos. Es cierto que son medidas drásticas, pero del todo necesarias y, por tanto, plausibles.

Por último, hay que destacar el buen tono de colaboración y lealtad entre las administraciones autonómica y central, como no podía ser de otra forma. Esta vez ha primado el interés de los ciudadanos sobre el de los partidos. Siempre debería ser así.