RTVA, la hora de un cambio en profundidad

Nadie entendería que todo siguiese igual y que los andaluces tuviésemos que seguir cargando con una RTVA que es un lastre

Como estaba anunciado, el Parlamento autonómico designó ayer a Rafael Porras como presidente del consejo de administración de la Radio Televisión de Andalucía (RTVA), en el marco del acuerdo alcanzado entre los grupos para la renovación de los órganos de extracción parlamentaria. En las próximas horas, el consejo procederá al nombramiento de los nuevos cargos directivos de Canal Sur y, aunque ya existen algunas quinielas sobre los futuros responsables de las áreas de radio y televisión -algunas de las cuales se publican hoy-, lo cierto es que esta cuestión de las caras es la de menor trascendencia en el complicado y largo proceso de renovación que debe iniciar la RTVA. El problema de la radiotelevisión pública andaluza hasta la fecha no ha sido fundamentalmente el de sus directivos y responsables, sino el de un enfoque totalmente equivocado de lo que debe ser su quehacer diario y sus objetivos.

Evidentemente, el consejo de administración debe buscar los mejores profesionales posibles para dirigir la RTVA, pero sobre todo debe iniciar un giro de 180 grados que permita al ente convertirse en una herramienta útil para la información, la instrucción y el entretenimiento del ciudadano andaluz del siglo XXI. Por desgracia, hasta la fecha no ha sido así, y hemos tenido que soportar una radiotelevisión pública partidista en lo informativo y mediocre (cuando no sonrojante) en los programas de entretenimiento. Una audiencia por los suelos demuestra que, hoy por hoy, la propuesta de este medio de comunicación en el que los andaluces enterramos ingentes cantidades de dinero público no interesa prácticamente a nadie.

Por tanto, los primeros objetivos a alcanzar son claros: independencia informativa, calidad formativa y sostenibilidad económica. Los andaluces queremos una radiotelevisión que cuente la verdadera realidad de nuestra comunidad autónoma, sin abundar en los aspectos más manidos y tópicos de nuestra identidad, pero proyectando nuestras raíces culturales sin complejos y con rigor. El nuevo consejo de administración tiene la oportunidad de operar este cambio en cuatro años, una mejora que sería inmediatamente percibida y valorada por los ciudadanos. Nadie entendería que todo siguiese igual y que Andalucía tuviese que cargar cuatro años más con una radiotelevisión pública que es un lastre más que una herramienta de mejora social.

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