La crisis en el TS y el oportunismo del Gobierno

Endosar ahora el tributo a los bancos es un brindis al sol. Todo el mundo sabe que la medida encarecerá las hipotecas

Aunque no sea muy popular decirlo, lo que hizo el pasado martes el Tribunal Supremo, enmendando su ya famosa sentencia de mediados de octubre en la que se establecía que eran los bancos y no los clientes los que tenían que pagar los impuestos de constitución de una hipoteca, ha sido lo más lógico y coherente de lo que se podía esperar, ya que sigue la senda transitada por el TS sobre esta cuestión en los últimos veinte años. No ha sido una cuestión de "salvarle la cara" a los bancos, como algunos han señalado con evidente fervor, sino de buscar una seguridad jurídica que es incompatible con los giros bruscos en la interpretación de las leyes. Eso, claro está, no significa que dicha decisión no haya derivado en una crisis reputacional sin precedentes para una Justicia española que, para mayor escarnio, coincide en el tiempo con la sentencia dictada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos que condena a España por vulnerar el derecho de Arnaldo Otegi a un tribunal imparcial. No son buenas noticias para el Poder Judicial en unos momentos en los que arranca el proceso contra los líderes independentistas catalanes, que harán todo lo posible por transmitir al mundo la imagen de una Justicia española politizada y corrupta.

A la crisis reputacional que, como decíamos, está viviendo la Justicia y, en especial, el Tribunal Supremo, se une la actitud de un presidente del Gobierno que ayer irrumpió en el escenario para anunciar un decreto ley, que se aprobará hoy mismo, para que sean los bancos los que, definitivamente, paguen el ya famoso impuesto de los actos jurídicos documentados. El anuncio es claramente oportunista y tiene un cierto aroma populista. Nadie duda de la legitimidad del presidente para tal medida, pero no se comprende que si Sánchez consideraba tan lesivo dicho tributo no hubiese actuado antes. En el fondo del asunto se observa una desautorización tácita del líder socialista a los jueces que han llevado este asunto. No es el primer roce de Sánchez con la Justicia (recordemos sus inoportunas opiniones sobre cómo debían calificarse los presuntos delitos de los independentistas), algo que nunca es bueno para una democracia, en la que el respeto entre los distintos poderes del Estado debe ser exquisito. Además, todo el mundo es consciente de que intentar endosar el tributo a la banca es un brindis al sol. Lo único que se conseguirá es encarecer las hipotecas, como ya el sector financiero se ha encargado de anunciar.

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