La legítima decisión de Susana Díaz

Los votos obtenidos por Susana Díaz no le dan mayoría para gobernar, pero sí fuerza moral para ejercer la oposición parlamentaria

Tras una primera reacción de negar la realidad dictada por las urnas, la todavía presidenta en funciones de la Junta de Andalucía y candidata socialista en las pasadas elecciones del 2-D, Susana Díaz, compareció ayer ante los medios de comunicación para anunciar con luz y taquígrafos que su intención, lejos de dar un paso atrás, es ejercer como líder de la oposición durante la legislatura recién iniciada. La decisión de Susana Díaz podrá gustar más o menos, parecer más oportuna o inoportuna, acertada o desacertada, pero es completamente legítima. No hay que olvidar que la secretaria general del PSOE andaluz fue la candidata más votada en los pasados comicios, algo que evidentemente no es suficiente para gobernar, pero que sí da fuerza moral para ejercer la oposición. Achacar en exclusiva la debacle del PSOE en las elecciones autonómicas andaluzas a Susana Díaz sería una equivocación. Por su cargo, ella es la principal responsable, pero ni mucho menos la única culpable.

Los andaluces pudieron ver ayer a una Susana Díaz dispuesta a seguir dando la batalla en la política andaluza y con una conciencia clara de su papel institucional, algo que demostró cuando reconoció, como no podía ser de otra manera, la legitimidad del gobierno que la próxima semana formarán PP y Cs con los apoyos de Vox. Susana Díaz no ha caído en la trampa del discurso radical y desligitimador del nuevo Ejecutivo, que sí ha sido esgrimido por algunos movimientos sociales y sindicales que anuncian ya movilizaciones contra un Gobierno andaluz que ni siquiera ha empezado a andar.

Andalucía necesita una oposición fuerte que fiscalice el llamado gobierno del cambio, que modere sus posibles excesos y que no tolere ni un paso atrás en nuestro autogobierno. Cierto es que Susana Díaz mostrará en los debates parlamentarios muchos puntos débiles debido a las aspectos más negativos de su gestión de la Junta de Andalucía en los últimos años, pero también lo es que su condición de ex presidenta la dota de un conocimiento profundo de los resortes del poder andaluz y de los principales problemas de nuestra comunidad autónoma. Para que su labor como jefa de la oposición triunfe deberá intentar que pese más lo segundo que lo primero.

La decisión de Susana Díaz, evidentemente, tendrá también importantes consecuencias en las luchas internas del PSOE, especialmente en el intenso pulso que mantienen desde hace tiempo la líder andaluza con Pedro Sánchez. Esa batalla, sin embargo, está aplazada hasta después del ciclo electoral de mayo.

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