Un paso más para la aprobación de los Presupuestos

La aprobación de los PGE sería un balón de oxígeno para un Gobierno que debe centrarse en solucionar la crisis catalana

El Gobierno de España dio ayer un paso importante en la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado del 2018 al llegar a un acuerdo con Ciudadanos para tal fin. El pacto entre Mariano Rajoy y Albert Rivera incluye una subida de las pensiones mínimas del 2%, la equiparación de sueldos entre las fuerzas de seguridad del Estado, una semana de baja más por paternidad, un cheque de 1.000 euros anuales para guarderías para los niños de entre 0 y 3 años, un complemento salarial para los jóvenes y, por supuesto, la marcha de la ex senadora popular, Pilar Barreiro, imputada en la trama Púnica, que era una condición sine qua non para el apoyo de la formación naranja a las cuentas del Estado.

En general, estamos ante un pacto lógico, razonable y necesario que, sin embargo, no es suficiente para garantizar la aprobación en el Congreso de los Diputados de los PGE de 2018, ya que el apoyo inicial del PNV, tras arrancarle al Ejecutivo de Rajoy unos pingües beneficios económicos para el País Vasco, se ha malogrado debido a la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña. Como se ha demostrado una y otra vez desde la Transición, el nacionalismo vasco, por mucho que presente su cara más amable -como ahora con Íñigo Urkullu-, nunca es un socio fiable para garantizar la estabilidad de la política española.

Así las cosas, y aunque el Gobierno confía en un cambio de última hora del PNV, los Presupuestos Generales del Estado de 2018 están actualmente bloqueados, lo cual añade un factor más de incertidumbre en unos momentos en los que la crisis catalana ha vuelto a resurgir con fuerzas tras el procesamiento por rebelión, sedición y malversación de la cúpula del procés y la detención en Alemania del ex presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. La aprobación de los PGE supondría un balón de oxígeno para un Gobierno que, en los próximos meses, deberá centrarse especialmente en la cuestión catalana. Por eso, como ya hemos indicado alguna vez, sería deseable que el PSOE facilitase en lo posible, y por la fórmula que considere oportuna, la aprobación de unos presupuestos que se han convertido en una cuestión de Estado que supera la mera lucha partidaria. No se trata de abdicar de la función opositora, sino de facilitar la gobernabilidad de España en unos momentos en los que nos estamos jugando la estabilidad del sistema en su conjunto.

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