Tribuna

Francisco mesonero

Director general de la Fundación y Sostenibilidad del Grupo Adecco España & Latam

Andaluces en riesgo de exclusión

Si algo aprendimos de la Gran Recesión" es que las cifras de exclusión no bajan en sintonía con el descenso del paro o con el incremento de la ocupación

Andaluces en riesgo de exclusión Andaluces en riesgo de exclusión

Andaluces en riesgo de exclusión / rosell

La última EPA se ha saldado con cifras a celebrar que, sin duda, reflejan que lo más duro de la crisis va quedándose atrás. El pasado año terminó con un descenso interanual del paro en nuestra región, de más de 2 puntos porcentuales, alcanzando un porcentaje aún elevado, pero que representa la tasa de desempleo más baja de Andalucía de la última década (20,1%). Además, se crearon 166.800 puestos de trabajo y la cifra de ocupados superó los 3.200.000, circunstancia que no se producía desde 2007.

Y a pesar de la habitual destrucción de puestos de trabajo registrada en el mes de enero, ante el fin de la campaña de Navidad, parece que la recuperación de la actividad económica es una realidad y considero apropiado -y necesario--reconocer la buena marcha de los indicadores laborales en este escenario de permanente incertidumbre. Sin embargo, también me gustaría dedicar unas líneas a todas aquellas personas que no se sienten identificadas con los positivos titulares que, en los últimos días, han inundado los medios de comunicación. Me refiero a los 2.973.814 personas en riesgo de exclusión que habitan en Andalucía (el 35,1%, según el índice Arope), a los hogares con todos sus miembros en paro y, en general, a todos aquellos que siguen luchando contra viento y marea para encontrar un empleo que les permita poner fin a la privación material severa y/o la pobreza.

Si algo aprendimos de la Gran Recesión es que las cifras de exclusión no bajan en sintonía con el descenso del paro o con el incremento de la ocupación, ya que las crisis tienen un impacto mucho mayor en las capas más vulnerables de la sociedad, siendo las primeras en caer y las últimas en levantarse. De eso saben mucho las personas que atendemos diariamente en la Fundación Adecco. Mayores de 50 años desempleados de larga duración, mujeres víctimas de la violencia de género, familias monoparentales y otros ciudadanos en riesgo de exclusión que. en general, no habían culminado el proceso de recuperación de la "otra crisis" y estaban peor preparados para afrontar los envites económicos de la Covid-19. De hecho, se encontraban en la antesala de la pobreza y vieron sus recursos aún más debilitados por los efectos del confinamiento, el distanciamiento social, la desprotección derivada de la economía irregular, la brecha tecnológica y/o el cambio de paradigma en el empleo.

Es evidente que el impacto de esta crisis no tiene precedentes y que será necesario acometer firmes medidas para que las secuelas sociales de la Covid-19 no se conviertan en huellas indelebles. La progresiva salida de la pandemia nos brinda un momento idóneo para avanzar en este sentido y reforzar lo programado en la Agenda 2030, que se concreta en retos globales cuyo abordaje es hoy de extrema urgencia: trabajo decente, fin de la pobreza o reducción de las desigualdades. En definitiva, es apremiante actuar para que la brecha de exclusión no se ensanche de forma definitiva y podamos dar pasos hacia adelante sin dejar a nadie atrás.

Alineados con estos grandes desafíos de la Agenda 2030, desde la Fundación Adecco activamos en 2020 la iniciativa #EmergenciaPorElEmpleo, que hoy cuenta con el apoyo de 30 entidades públicas y privadas y cuyo objetivo es amortiguar los efectos de la pandemia sobre las personas más vulnerables. Hasta la fecha hemos apoyado a 1.270 familias pero todavía hay mucho camino por recorrer. Así, un gran número de hogares que se vieron arrastrados a la exclusión y a la pobreza por la Covid-19, siguen esperando nuestro apoyo para salir adelante a través del empleo. En esta era de alianzas, creo fundamental apelar a la unión empresarial e institucional como única garantía para que la recuperación económica, lejos de quedarse en un concepto meramente estadístico, se convierta en una realidad que cale en todas y cada una de las personas de nuestro entorno. Solo así podremos hablar de Recuperación, en mayúsculas, y hacer realidad el tan repetido mantra de "salir fortalecidos".

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