Tribuna

Óscar Barroso Fernández

Profesor de Filosofía en la Universidad de Granada

El PP y la bandera de la libertad

Conocer nuestra historia reciente lleva a afirmar que el PP no puede dar lecciones de libertad a la tradición española del socialismo humanista

El PP y la bandera de la libertad El PP y la bandera de la libertad

El PP y la bandera de la libertad

En vista de los resultados de las elecciones a la Asamblea de Madrid, parece obvio que el lema electoral del Partido Popular, primero, "Socialismo o libertad" y, finalmente, un escueto "Libertad", ha sido todo un éxito. Ello constituye un claro ejemplo del error de la concepción pragmatista de la verdad, porque lo cierto es que tras el acierto de la campaña encontramos una falacia que tiene, al menos, dos sentidos.

En un sentido más inmediato y superficial, el PP ha establecido una relación entre las medidas relacionadas con el estado de alarma y las restricciones de las libertades civiles y políticas que fueron propias del bloque soviético. Un análisis somero muestra la debilidad de tal relación: sólo hay que mirar a lo que han hecho otros gobiernos nada sospechosos de comunismo y, de forma más próxima, otros gobiernos autonómicos del PP (como el andaluz). Incluso, parece que han sido gobiernos democráticamente deficitarios, como los de Bolsonaro o Trump, los que han pretendido hacer de la relajación de las medidas contra el Covid la bandera de la libertad. ¿Cómo explicar el éxito de esta falaz simplificación? Es suficiente con hacer referencia al uso populista del cansancio pandémico, que ha permitido que las sandeces más obvias se conviertan en una tabla de salvación emocional para gran parte de la ciudadanía.

En segundo lugar, y en un sentido más profundo, el PP sólo puede ser entendido como un firme defensor de la libertad si y sólo si la identificamos con la asunción ortodoxa de los principios del neoliberalismo; es decir, con el darwinismo social que convierte el egoísmo en el fundamento último de la convivencia humana. Se entiende por sociedad libre la construida a partir de la lucha entre individuos y en la que las recompensas "justas" tendrán la medida de las aptitudes individuales; a costa del sufrimiento de un resto, el de los no aptos o "ineptos", que no deja de aumentar a causa de las contradicciones internas del propio marco ideológico.

Desde este punto de vista, podemos afirmar que el lema "Socialismo o libertad" solo se entiende en un contexto de ocultación de las condiciones sociales de la libertad. En este sentido, afirmaba Margaret Thatcher en 1987 que "la sociedad no existe. Hay individuos, hombres y mujeres y familias". Lo que significa que estos individuos y estas familias son los únicos responsables de la materialización efectiva de su libertad.

Tal planteamiento oculta que la libertad es imposible sin una sociedad que asegure las condiciones de vida digna de los ciudadanos a través de mecanismos de redistribución de la riqueza. Es decir, esconde que sin una dosis adecuada de socialismo no hay verdadera libertad; o, dicho de forma inversa y a la hegeliana, en la lucha agónica entre amos y esclavos, sólo serán libres los poderosos.

Pero, además, si prestamos atención a nuestra historia, observamos que el socialismo nunca fue una rémora para la libertad. Bien al contrario, constituyó un fértil terreno para su desarrollo. En España, y gracias a personalidades políticas como Julián Besteiro o Fernando de los Ríos, arraigó una forma de socialismo que podemos calificar como humanista e incluso, por paradójico que pueda parecer, como liberal; un socialismo que ha entendido la libertad no como egoísmo (libertad del tener), sino como capacidad auténtica de los seres humanos para decidir sobre el tipo de vida que quieren llevar (libertad del ser). Se trata del socialismo que ha defendido, en nuestro país, la libertad religiosa, el sufragio universal, la igualdad entre hombres y mujeres, el derecho al divorcio, al aborto, a la muerte digna o al matrimonio entre personas del mismo sexo.

Sin duda, es motivo de celebración saber que gran parte de la derecha acabó asumiendo muchos de los logros a los que en un principio se opuso. En algunos casos, incluso ha intentado hacernos creer que fue su promotora. Pero lo cierto es que sólo hace falta conocer un poco nuestra historia reciente para afirmar con rotundidad que el PP no puede dar lecciones de libertad a la tradición española del socialismo humanista.

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