Tribuna

óscar eimil

Jurista y escritor

Tiempo de reflexión

Tiempo de reflexión Tiempo de reflexión

Tiempo de reflexión / rosell

El día 22 de febrero de 2008, se celebró en Antena 3 un importante debate de política económica. Pocos días antes, Zapatero, presidente desde hacía 4 años, había convocado elecciones generales, que se celebrarían el domingo, 9 de marzo. El debate enfrentó a Pedro Solbes, ministro de economía, y a Manuel Pizarro, al que Rajoy había señalado públicamente como el que sería su sucesor al frente de ese Ministerio.

El programa de televisión, que, más que apasionante, resultó ser interesante, dejó algunas perlas y un resultado apabullante -según la mayoría de los medios- a favor del que llegaría a ser vicepresidente del Gobierno.

Frente a la posición rocosa de un clarividente Pizarro, que defendió en todo momento que, con las políticas socialistas, nos encaminábamos hacia una profunda recesión en la que se produciría una tremenda destrucción de empleo, una enorme pérdida de recaudación fiscal y la quiebra del sistema público de pensiones, Pedro Solbes afirmaba que "España tiene un crecimiento sólido con un diferencial importante sobre la media europea"; que "España está mejor preparada que nunca para hacer frente a cualquier reto"; que "la situación actual no es de riesgo, sino una gran oportunidad"; que "hablar de crisis es prematuro, yo prefiero hablar de turbulencias"; y que "nuestra política ha dado lugar a unas cuentas saneadas."

Al día siguiente, en León, un eufórico Zapatero afirmaba que "Solbes le dio un baño a Pizarro. Cuando la credibilidad gana al catastrofismo, cuando la serenidad gana a la exaltación, ganamos los que creemos que con la economía no se puede manipular."

Los resultados de las elecciones vinieron, en principio, a dar la razón al presidente del Gobierno, que venció al PP por un 43,87% frente a un 39,94% de los votos, con lo que, en muy mala hora, consiguió gobernar con el apoyo de comunistas y separatistas.

El paso del tiempo, sin embargo, vino a poner, como casi siempre, a cada uno en su sitio. Al poco de ganar las elecciones, una crisis económica como nunca se había visto otra vino a golpear de manera inmisericorde a las empresas y a los hogares españoles. Durante esa legislatura de infausto recuerdo se perdieron cuatro millones y medio de puestos de trabajo, se cerraron más de doscientas mil empresas, y casi doscientas mil personas perdieron sus hogares. Una situación terrible a la que Zapatero dio respuesta de forma contraproducente -ya sin un Solbes que había puesto tierra de por medio-, con más impuestos, más gasto, más deuda y más déficit.

El resultado final de ese cóctel explosivo lo conocen bien. Hemos tardado diez años en recuperarnos a medias de aquel error colectivo, que tuvo, además, por principal protagonista a Andalucía, granero de votos de aquel PSOE de Chaves, Griñán y Zapatero.

Como epitafio de aquella crisis, Pedro Solbes, en su libro Recuerdos. 40 años al servicio de lo público, vino a reconocer hace poco tiempo su gran error de aquel día y toda esta historia que les cuento.

Pues bien, cuando falta algo más de un mes para que volvamos de nuevo a las urnas, nos encontramos con una situación que, a mi juicio, si separamos el grano de la paja, comienza a recordar a la que vivimos en aquel 2008. La economía que, hasta hace poco tiempo estaba creciendo con vigor, parece estar entrando, muy rápido, en estos últimos meses, en una fase de estancamiento, que podría terminar muy pronto, tal y como ha sucedido ya con la industria, en una nueva recesión.

Ante esta situación, el efímero Gobierno de Sánchez nos ha mostrado cuál sería su política económica si continúa en La Moncloa: más impuestos para familias y empresas, gasto público desbocado -la barra libre de decretazos con el dinero de todos en víspera electoral y sin consignación presupuestaria, es, además de inconstitucional, ilegal, inmoral, y antidemocrática, muy reveladora del talante de quién nos gobierna-, y falta de disciplina fiscal -este año será el primero desde 2012 en que el déficit irá a más.

Esta política, recogida, negro sobre blanco, en aquel documento con el logo del Gobierno de España en una esquina y el de Podemos en la otra, que presentaron Sánchez e Iglesias -candidato a vicepresidente del Gobierno-, con solemnidad en La Moncloa no hace mucho tiempo, es la que, según el último CIS, nos espera en los próximos cuatro años. Iremos viendo entonces en qué se convierte la suave desaceleración económica en la que, según dicen, estamos inmersos, y si, esta vez, hablando de empleos, de empresas y de hogares, tenemos algo más de suerte que con Zapatero, aunque ya se sabe que con iguales sumandos habitualmente se suele obtener el mismo resultado. Por todo ello, no obstante el sondeo, y en vista de la que a mi juicio se nos viene encima, quiero pensar que hasta el mismo día de la votación queda tiempo para que reflexionemos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios