En este momento proteger la salud de las personas es la prioridad, pero también es preciso dar respuesta a la profunda crisis social, económica y laboral que está por llegar tras la pandemia del Covid-19. La única forma de afrontar con éxito esta situación será a partir de responsabilidades compartidas, con sentido de la realidad inmediata y a la vez con perspectiva a medio y largo plazo, sin que prevalezcan intereses partidistas ni cortoplacista. Es el momento de los consensos para reactivar la economía y para proteger la situación de vulnerabilidad de las personas.

Hay que seguir salvaguardando el empleo mediante los ERTE, apostando por su extensión para favorecer las medidas de ajuste temporal, y también, inyectar liquidez en la empresa, sobre todo en las pymes, para evitar su desaparición y destrucción. Salvar empleos, empresas, y dotar a las personas de recursos, es imprescindible.

Es necesario un plan de impulso económico en aquellos sectores que durante más tiempo van a sufrir la paralización de su actividad, y que son relevantes para nuestra economía; e forma paralela hay que apostar por un cambio no solo del tejido productivo o el sector industrial, el I+D+i debe recuperar un protagonismo que nunca debió perder.

Queda patente que la globalización sólo ha servido para unos pocos, las grandes corporaciones, y esto hay que cambiarlo. Las personas tienen que tener cubiertas sus necesidades fundamentales, es preciso volver a localizar la fabricación de suministros esenciales para las personas, al igual que mantener fuerte y estable nuestro sector primario.

También, reforzar los servicios públicos de salud y de atención a las personas más vulnerables, esta crisis nos ha ayudado a comprender que se precisan administraciones fuertes, que den prioridad a las políticas que ponen en el centro la preservación de la vida y de la dignidad humana.

La resolución de esta crisis necesita altura de miras, solidaridad y empatía a nivel, provincial, andaluz, estatal y europeo. Y una reconsideración de los sistemas fiscales a todos los niveles, que precisarán recursos captados forma progresiva a las capacidades de pago de los hogares, de las corporaciones, y de las instituciones financieras. Perderán los que en este contexto, sólo pretenden que nada cambie después esta pandemia.

Este Primero de Mayo no vamos estar en las calles, pero no por eso vamos a dejar de lado el carácter reivindicativo de este día, llamando a la unidad de todos para superar esta crisis, defendiendo a los trabajadores y servicios públicos. Sabemos que otro modelo económico y social, es posible.