Tribuna

Juan Ramón Medina precioso

Catedrático de Genética

Los méritos de Ciudadanos

A diferencia de su conducta en Murcia, el comportamiento de Cs ha sido completamente leal al pacto que habían firmado con el PP en Andalucía

Los méritos de Ciudadanos Los méritos de Ciudadanos

Los méritos de Ciudadanos / rosell

Toda vez que Podemos, y antes el Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC), pero también el Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC), defendían el derecho a la autodeterminación y la inmersión lingüística en catalán, el partido político Ciudadanos (Cs) nació para suplir la necesidad de un partido de izquierda españolista en aquella comunidad autónoma. En efecto, el Partido Popular (PP) jugaba ese papel constitucionalista en el ámbito de la derecha, pero toda la izquierda catalana se oponía a la soberanía única del pueblo español, dejando un hueco que Cs pretendió rellenar. Tras la frustrada declaración de independencia protagonizada en 2017 por los separatistas, Cs ganó las elecciones autonómicas, merecido premio a su valiente defensa de la Constitución en aquellas tierras. No obstante, el PSC se apresuró a declarar que no apoyaría a Arrimadas para que presidiese la Generalidad, ante lo cual la joven dirigente renunció a presentar su candidatura (posible error). Aprovechando que Cs se había extendido al conjunto de la nación, emigró a Madrid a continuación (segundo posible error). En el siguiente ciclo electoral las distintas organizaciones regionales de Cs obtuvieron dispares resultados. En cualquier caso, Cs jugó un papel esencial para el que Partido Socialista Obrero Español (PSOE), comandado por Susana Díaz, pudiera seguir gobernando en Andalucía. Más recientemente, los pactos establecidos entre Cs y el PP condujeron a la formación de gobiernos regionales de coalición en Castilla y León, Madrid, Murcia y Andalucía. Cometiendo el mayor error de su ya no tan breve historia, algunos miembros de Cs presentaron una moción de censura al Gobierno de la región de Murcia y al del Ayuntamiento de su capital, de ambos cuales formaban parte. Solo triunfó la moción municipal, dando la alcaldía al médico socialista Serrano. Por el contrario, perdieron el gobierno de Murcia, el de Madrid y, finalmente el de Castilla y León. A diferencia de su conducta en Murcia, el comportamiento de Cs ha sido completamente leal al pacto que habían firmado con el PP en Andalucía. Es más, varios de sus consejeros han destacado por su fructífera gestión. Hay que mencionar, en ese sentido, el papel del tristemente fallecido Imbroda en Educación y el muy notable papel de Velasco en Economía y Universidades, sin desmerecer al siempre conciliador vicepresidente Marín. Malgré tout, las previsiones electorales no les son favorables: las encuestas apuntan a que podrían quedar fuera del Parlamento Andaluz o, en el mejor de los casos, obtener un par de diputados, una cantidad insuficiente para asegurar la continuidad de Bonilla en la presidencia de la Junta. Parece injusto, pero así son las cosas. Aspiraba Cs a jugar un papel de bisagra, facilitando ora un gobierno del PP, ora del PSOE, sin que ninguno de los dos se viese obligado a recurrir a los partidos separatistas para conformar mayorías de gobierno; sin embargo, solo han logrado operar como una bisagra temporal, en el doble sentido de transitoria y de situada en el eje del tiempo. Más claramente, en Andalucía han posibilitado la transición de una larga serie de gobiernos socialistas, solo o en compañía de otros, al primer gobierno popular tras el referéndum de autonomía. Es verdad que Javier Arenas, con su oferta de Andaluces por el Cambio, ganó las elecciones, pero no por mayoría absoluta. Por el contrario, Bonilla obtuvo un resultado peor que Arenas, pero logró gobernar gracias al complemento de Cs (y al apoyo de Vox). No es escaso mérito. Y si a eso le unimos la buena gestión que han completado al frente de sus consejerías, tiene motivos Bonilla para retribuir, políticamente hablando, los servicios prestados por Cs. Sería de justicia, pues, que la dirección regional del PP aceptase la petición, expresada públicamente por Edmundo Bal, de formar unas listas conjuntas con gentes de Cs en las próximas elecciones regionales. Todo sería cuestión de ponerse de acuerdo en el número de candidatos provenientes de Cs en puestos de salida y, no menos importante, cuáles serían sus nombres. Un enfoque similar, en el campo de la izquierda coherente, ya lo ensayó hace muchos años Anguita con su Convocatoria por Andalucía y no le salió mal la apuesta. ¿Qué perdería Bonilla por intentarlo ahora? Seguramente ganaría más de lo que arriesgaría. Todo esto, claro, si Feijóo lo tolerase, decisión incierta visto que se negó a hacerlo en Galicia. Pero esto es Andalucía. ¿Por qué no?

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios