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Los accidentes con árboles cuestan a los municipios más de 70.000 euros

  • El Consejo Consultivo resolvió 47 solicitudes de dictamen por parte de ayuntamientos

La caída de árboles, la que más indemnizaciones provoca.

La caída de árboles, la que más indemnizaciones provoca. / g. h.

El Consejo Consultivo de Andalucía (CCA) ha resuelto en los últimos cinco años 47 solicitudes de dictamen por parte de los ayuntamientos sobre responsabilidades patrimoniales por incidentes relacionados con árboles, lo que le ha generado a las corporaciones locales un desembolso de más de 747.000 euros. Por provincias, Granada ha tenido que abonar 71.561 euros.

La caída de árboles o ramas, con 13 casos, es el apartado que más indemnizaciones supone para los consistorios andaluces, 633.649 euros, debido a la gravedad de las lesiones y a la posibilidad de demostrar la existencia de una relación causal entre el funcionamiento del servicio público y el daño provocado al ciudadano. De hecho, el Consejo Consultivo de Andalucía ha determinado que hay responsabilidad patrimonial por parte de la Administración en el 77 % de los casos de caídas de árboles que se han registrado desde 2013 en Andalucía.

Sevilla, con cinco casos, y Córdoba, con cuatro, son las que han contabilizado más sucesos de este tipo, seguidos de Almería, Huelva, Granada y Jaén, con un caso cada una, siendo especialmente grave el caso de Jaén, en el que se registró un muerto en el año 2013 por la caída de un álamo blanco.

Las lesiones más comunes en este tipo de accidente son los daños en la columna vertebral, politraumatismos, roturas de tibia y peroné o cervicalgias, pudiendo llegar a sufrir los damnificados serias incapacidades e incluso la muerte.

Un álamo blanco alcanza por ejemplo los 30 metros de altura y puede desarrollar ramas de diez metros de largo y 50 centímetros de diámetro, y eucaliptos, aligustres y un laurel de Indias son otras de las especies que han provocado incidentes en las ciudades andaluzas en los últimos años, informó ayer el CCA.

La gravedad de este tipo de lesiones hace necesario un grado de vigilancia extremo por parte de las administraciones locales para garantizar el buen estado de salud de los ejemplares que jalonan las ciudades, sobre todo teniendo en cuenta que los árboles no mueren de forma súbita, sino que tras su degradación pueden estar aún viviendo muchos años pero en unas condiciones que los convierten en un elemento de riesgo en la vía pública.

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