Un hombre toma un refresco mirando al mar, mientras disfruta de la buena temperatura, del sol y de las vistas, en el chiringuito La Perla, de Carchuna. No parece molestarle el 'acantilado' de varios metros que le separan de la orilla, por efecto de los temporales, y que a pesar de que esté el verano a la vuelta de la esquina aún no se ha arreglado, a diferencia del litoral de otras provincias. Desde arriba, este precipicio se antoja hasta "peligroso", sobre todo, para las familias que vienen con niños, como comenta una pareja de Granada que ha venido a pasar el fin de semana a su apartamento de Calahonda. A los bañistas que están abajo, sin embargo, no parece preocuparles demasiado las grandes rocas que tienen cerca. Incluso una tienda de campaña se ha desplegado a poca distancia.

Al resto de los usuarios de esta playa no sólo no les 'afecta' demasiado el gran escalón existente para acceder a la playa, sino que la mayoría están situados justo ahí, como si lo utilizaran a modo de respaldo. Y es que en muchas ocasiones las ganas son tantas de playa, que los visitantes -sobre todo- colocan un filtro sobre sus ojos para que nada les afee un paisaje que en su mente es idílico, cuando está lleno de piedras, desniveles o enormes tajos. Y esto está ocurriendo a lo largo de todo el litoral granadino, que presenta en el mes de junio un aspecto deplorable, cuando ya los turistas están llenando la franja costera los fines de semana.

Para los habitantes de la comarca, sobre todo los que viven del turismo, esta situación les enerva. El presidente de la Asociación de Hoteleros de la Costa Tropical, Rafael Lamelas, recuerda que "aquí los turistas no vienen a esquiar", sino que el principal reclamo son sus playas, por lo que cree que "todas las administraciones, absolutamente todas, tienen la obligación de que estén en perfecto estado y deben buscar recursos para ello". Además, el directivo del Helios opina que "deben estar listas para San Juan, porque en cuanto los niños terminen el colegio, son muchas las familias que van a pensar en ir de vacaciones, aprovechando que este mes es más barato, y no podemos dejar de tener las playas en condiciones".

Para Álvaro García, propietario del camping Don Cactus, de Carchuna, y Castillo de Baños, en la población del mismo nombre, la situación es "de pena" y explica que "si las playas están bien, vivimos los alojamientos turísticos, pero también se crea empleo, las tiendas, los chiringuitos… Vivimos todos, pero si no, también perdemos todos".

En cuanto al retraso para el arreglo de las playas, que cuando se produzca coincidirá con la llegada de turistas, Lamelas señala que "es muy desagradable estar tumbado en la playa y tener una máquina o un tractor detrás". Una escena que, por otra parte, se viene repitiendo cada año, pues las obras se han realizado otros ejercicios en junio, aunque -según comentan desde los ayuntamientos costeros- en éste no hay ni siquiera presupuesto aún, una situación que achacan a la falta de Gobierno estable, aunque no entienden, por qué esta "excusa" dicen que no ha servido para otras provincias andaluzas, cuyas playas ya están arregladas.

Desde la Subdelegación del Gobierno en Granada, comentan a este periódico que "cada año, tras la evaluación de la situación de las playas del litoral granadino, algo que ya se ha producido, se está a la espera de los permisos para que se puedan realizar los trabajos necesarios para la adecuación de las playas de cara al verano".