Pinos Puente

Un matrimonio pacta su muerte para no ser una carga familiar

  • El hombre, de 78 años, mató de un tiro a su mujer y después se suicidó · Dejaron una nota en la que decían a sus hijos que no querían ser un estorbo y que les incineraran. Los hijos destacan su amor y su unión.

"No querían seguir siendo una carga" para sus cuatro hijos. Este fue el motivo que ayer llevó a Antonio Valenzuela, de 78 años, a matar a su mujer, Isabel Posada, de 77 años y enferma, y luego suicidarse. Una muerte pactada de mutuo acuerdo por el matrimonio, según explicaron en la nota que encontraron los hijos ayer por la mañana, en la que explicaban que no querían estorbar y que, como último deseo, querían ser incinerados. Aunque la Policía continúa con la investigación, ayer se definía el crimen y posterior suicidio como una muerte 'piadosa' o un 'suicidio asistido'.

El suceso ocurrió en Casanueva, un anejo de Pinos Puente. Fue sobre las 07:00 horas cuando Luis, un hijo del matrimonio, descubrió el suceso en la casa, el número 6 de la calle Alhomas Viejas. Había ido al domicilio porque tenía que recoger a sus padres, que iba a ingresar ayer mismo en el Hospital Virgen de las Nieves de Granada para someterse a una operación de vesícula. Pero encontró la puerta abierta y después el drama. Según varios testigos, el hombre habría dejado la puerta abierta para que pudieran entrar y encontrarlos.

Cuando llegó a casa de sus padres, el hijo -en total son cuatro hermanos- entró y vio que la madre estaba en la cama en su dormitorio. Estaba tapada, por lo que creyó que dormía. Entonces fue cuando avanzó por la casa y encontró al padre muerto por un impacto de bala con su escopeta de caza.

En ese momento, el hijo llamó a una de sus hermanas, que vive en el mismo pueblo, alertándole de la muerte del padre. Fue después cuando descubrieron que la madre también yacía muerta en su cama. Pero los vecinos destacan que había tenido el cuidado de taparla y adecentarla para que los hijos no se llevaran esa impresión. Destacan que hasta cuidó ese detalle pensando en su familia. La familia advirtió entonces a las autoridades.

Isabel estaba enferma, postrada en una cama porque hace un tiempo sufrió un ictus y se quedó paralizada de medio cuerpo. Además había perdido visión. Pero tenía una cuidadora y el apoyo de sus hijos y nietos. De hecho, en el pueblo destacaron ayer que era una familia muy unida. Sus mismas vecinas de calle explicaron que nunca estaban solos, que siempre estaban sus familiares o la cuidadora. Y él, que se encargaba de hacer la compra y era un hombre muy querido y bien valorado por los vecinos.

Pero ayer casualmente tenía que someterse a una operación. Ese podría haber sido el desencadenante, que tuviera miedo a cómo iba a quedar y que aumentara la carga sobre sus hijos o dejara sola a la mujer en su situación.

Una de las hijas de la pareja, Dolores Valenzuela, afirmó ayer ante la casa de sus padres que estaban "muy bien asistidos" y que se querían "muchísimo". "Estamos sorprendidos al máximo, ellos decían que no querían ser una carga pero pensábamos que era algo que se dice y nada más. No nos lo explicamos. Somos una familia muy unida", sostuvo.

El levantamiento de los cadáveres se llevó a cabo sobre las 10:45 horas. Los cuerpos de los dos fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal de Granada para que se les practicara la autopsia. La policía judicial de la Guardia Civil se hizo cargo de la investigación, a fin de determinar si se trató de un suicidio pactado o de violencia machista porque todavía no se descarta nada.

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