Revista de Andalucía

De un anónimo ejemplar a Cooper

La biblioteca preferente de cada uno de estos autores refleja también la heterogeneidad que los caracteriza. Manuel Gregorio Salvador destaca la “asombrosa simpleza, el humor y la profundidad humana” del Lazarillo de Tormes, Braulio Ortiz recuerda cómo le sedujo en su momento la sordidez del norteamericano Dennis Cooper, el autor de Cacheo. Salvador Gutiérrez Solís tuvo una obsesión primeriza con Camilo José Cela, pasó a una fijación con Balzac, se lo llevaron Hemingway y Faulkner y ahora se alimenta con Ian McEwan y Martin Amis. El autor de Expiación hizo flipar a Javier Mije, para quien Juan Carlos Onetti “es la cima”. El hallazgo en una librería de viejo de Más dura será la caída, de Budd Schulberg, aceleró el corazón de Joaquín Pérez Azaústre, que ha descubierto al albanés Ismail Kadaré sin olvidar el universo de Vicente Blasco Ibáñez. A Isaac Rosa, admirador de Cortázar y Juan Goytisolo, le hubiera gustado firmar El primer hombre, de Albert Camus, y La fea burguesía, de Miguel Espinosa. El desaparecido W.G. Sebald es un amor literario de Eva Díaz Pérez. Alberto Marina y Luis Manuel Ruiz adoran a Borges.

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