Rioja y Oro

Así arranca 2021: La Odisea de Chabelita y tensión familiar en los Medinaceli

  • La hija de la Pantoja salta la reja en Cantora para hablar con la cantante

  • El duque de Segorbe prescinde de sus sobrinos en la fundación de la casa nobiliaria

Ignacio Medina, duque de Segorbe.

Ignacio Medina, duque de Segorbe. / Belén Vargas

Estaba servidor dándole el último bocado al rosco de Reyes (o roscón, al gusto del consumidor) cuando en la pantalla de mi televisor (plasma para los versados en tecnología) me asaltaron las imágenes de la turba que había tomado el Capitolio de Washington, edificio que viene a ser, en simbología, como el Partenón de Atenas de las sociedades democráticas actuales (perdonen la pedantería).

Bueno, pues que estaba despidiéndome de la gula navideña cuando mis ojos se percataron de un hombre con cuernos y la cara pintada con los colores patrios de aquellos lares, en vísperas de recibir a Filomena y con el nefasto augurio de la subida de la tarifa eléctrica (ésa sí que deja los bolsillos tiritando, a la intemperie). El referido hombre, corpulento, de pelo en pecho al aire, con la indumentaria de un bisonte y que responde al nombre de Jake Angeli, mostraba una sonrisa y poses que presagiaban un prometedor 2021. El nuevo año, por lo pronto, no escatima en titulares. 

He de reconocer que la escena, que nunca hube imaginado en aquellos estados que representan el triunfo de la civilización occidental, no rememoró en mí ni el burgués asalto a la Bastilla ni el rodeo del Congreso apoyado por el marqués de Galapagar ni aquellos días de contenedores quemados en tierras catalanas. Qué va. En ese aspecto tengo poca memoria histórica (o histérica). Soy mucho más de la tierra. Y banal. A mi mente vino el episodio vivido estas fiestas en el epicentro del drama coplero español: Cantora. Todo lo que pase en el mundo parece tener un precedente en aquellos dominios gaditanos. 

Chabelita salta la reja

Pues resulta que, cercana la Navidad y ante la probabilidad (bastante remota, para qué nos vamos a engañar) de que a la matriarca de la finca se le ablandara el corazón, a Isa Pi (no se quebraron mucho la cabeza para su nombre artístico) se le ocurrió acercarse al kilómetro cero del cotilleo patrio para hablar con Maribel. Aquello dejó en pañales la Odisea de Ulises (sigamos con los clásicos). El relato -magistralmente contado por mi compañero Antonio Rossi en la tertulia La vie en Rose de La Mañana de Andalucía, en Canal Sur Radio- comenzó con el salto de la reja en versión navideña. Créanselo. La otrora llamada Chabelita tuvo que demostrar sus habilidades físicas para entrar en la finca y sortear la valla con riesgo de quedar atrapada entre los pinchos que la coronan (toda similitud con el pretendido muro de Trump es pura casualidad). 

Superada la primera prueba, la joven se vio obligada a recorrer unos cuantos kilómetros, campo a través y bajo el aciago cielo de la noche (pongámonos dramáticos), hasta llegar a la casa donde habita la cantante, su abuela y tito Agustín. Una andanza con nocturnidad, pretendida alevosía y con toda la pelúa cayendo en tierra enfangada por la lluvia. Una proeza que ríase usted de los partidarios del ex presidente estadounidense adicto a la camomila. Y si los asaltantes del Capitolio se toparon con el discurso de Biden, la novia de Asraf (ese chaval que hemos ido conociendo de reality en reality) se zampó nada menos que la perorata de la Pantoja, quien declaró su particular toque de queda. 

Isa Pi en uno de los 'reality' en los que ha participado. Isa Pi en uno de los 'reality' en los que ha participado.

Isa Pi en uno de los 'reality' en los que ha participado. / D. S.

La tonadillera ni perdona ni olvida. No quiere saber nada de sus hijos. Su familia es la que, por ahora, permanece bajo el techo de Cantora. Ni uno más. Así que los intentos de cordialidad en Pascuas se fueron al garete (o al retrete, según sus preferencias escatológicas). La reconciliación está lejos y la guardia no se baja. Ni porque Joaquín Moeckel, abogado de los Rivera Ordóñez, le hubiera dado de plazo hasta Reyes para alcanzar un acuerdo sobre la pertenencias de Paquirri. Isabel sigue en sus trece. Y aunque sea número de mal agüero, nunca superará al 2020, el annus horribilis que ha acabado por hacer añicos la imagen pública (ya lastrada desde su paso por la cárcel) de la artista trianera. 

La Casa Medinaceli

Y es que cada familia es un mundo y vive su particular asalto. Hasta en las mejores casas la tensión está servida. En la de Medinaceli -una de las sagas nobiliarias más importantes de España junto a la de los Alba-, Ignacio Medina Fernández de Cordoba, duque de Segorbe, ha optado por dejar fuera de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli a sus sobrinos, entre los que se encuentran los hijos de Nati Abascal, Rafael y Luis Medina (el primero de ellos es el duque de Feria), a Victoria Medina (duquesa de Santisteban), Casilda Medina (marquesa de Solera) y a Victoria de Hohenlohe, duquesa de Medinaceli e hija del recordado Marco de Hohenlohe, antecesor en dicho título y al que muchos vecinos del barrio sevillano de la Alfalfa aún recuerdan por la cercanía que tenía con ellos.

El majestuoso patio central de la Casa de Pilatos, en Sevilla. El majestuoso patio central de la Casa de Pilatos, en Sevilla.

El majestuoso patio central de la Casa de Pilatos, en Sevilla. / José Ángel García

Todo viene de los desencuentros mantenidos estos años entre el duque de Segorbe y los hijos de sus hermanos en el reparto de la legítima, los títulos nobiliarios y la gestión de la fundación, de la que depende la sevillana Casa de Pilatos, uno de los edificios más importantes de la capital andaluza.

Desavenencias familiares de un año nuevo que ha llegado cubierto por un manto de nieve. A mí, el frío, pese a sus complicaciones, siempre me pareció elegante. Mucho más que el indecoroso verano con su perturbable eco de chanclas y excesivas axilas al aire. Con el invierno, tapaditos, ganamos todos. Incluido el bisonte capitolino. 

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