Philip McCarthy. profesor en el Roswell Cancer Institute en Nueva York

"Ahora tenemos más opciones terapéuticas tras un trasplante"

  • Este profesor y referente en investigación ha estado en Córdoba para compartir con profesionales andaluces los últimos avances en el abordaje del Mieloma Múltiple

Philip McCarthy dirige el Blood and Marrow Transplant Center en el Roswell Park Comprehensive Cancer Center de Nueva York.

Philip McCarthy dirige el Blood and Marrow Transplant Center en el Roswell Park Comprehensive Cancer Center de Nueva York. / m.g.

El Mieloma Múltiple es el segundo tipo de cáncer hematológico más frecuente (solo después del linfoma No Hodgkin) que consiste en la proliferación de células plasmáticas anormales en la médula ósea que derivan en la supresión del sistema inmune, fracturas óseas, insuficiencia renal, elevación del calcio en la sangre o anemia. Hasta ahora, el abordaje terapéutico en pacientes jóvenes consistía en una inducción con fármacos para disminuir el número de células tumorales, seguido de un trasplante autólogo, de células propias, con el que paciente recibe sus propias células sanas para repoblar la médula ósea tras recibir altas dosis de quimioterapia. Con este tratamiento se busca una remisión el mayor tiempo posible con la mejor calidad de vida hasta la próxima recaída. Gracias a la investigación de mieloma múltiple y su abordaje terapéutico, los pacientes con MM ahora viven más.

-Aunque la mediana de diagnóstico se sitúa entre los 65 y 70 años, no es raro encontrar pacientes de entre 40 y 50 años. ¿Cómo es este paciente joven?

"Las fases de inducción y trasplante pueden ser muy duras y afectar mucho a la calidad de vida"

-El paciente joven es un paciente menor de 65 años, mayoritariamente varón (afecta a más hombres que mujeres), con los síntomas típicos de mieloma (dolor óseo, fractura ósea, insuficiencia renal o anemia, entre otros). Suelen estar en la cúspide de su carrera profesional, empezando a formar una familia… y el diagnóstico provoca un shock en sus vidas.

-También son estos pacientes los que pueden recibir un T APH (trasplante autólogo de progenitores hematopoyéticos). ¿En qué consiste el trasplante?

-Los pacientes reciben durante varios meses un tratamiento de inducción para reducir la carga tumoral. Después de eso, se realiza una recogida de muestras sanguíneas del propio paciente y se congelan. El paciente recibe altas dosis de quimioterapia que matan a las células tumorales del mieloma, pero también a las células normales. Aquí entran en acción las células madre congeladas, que se trasplantan a la médula ósea del paciente rescatándolo. Estás células son como palomas mensajeras, y saben que deben viajar de regreso a la médula ósea para repoblarla. La respuesta obtenida después del trasplante es un factor pronóstico para el paciente. El objetivo es eliminar la mayor cantidad de células tumorales posible.

-¿El paciente se cura tras el trasplante?

-A pesar de las mejoras existentes en la inducción y trasplante, existe una parte de la enfermedad que aún no somos capaces de detectar, y en ocasiones no podemos detectar la enfermedad cuando el paciente está en fase de remisión, incluso utilizando las técnicas más actuales. Someterse a un trasplante no significa la curación absoluta, ya que en algún momento el paciente puede volver a recaer.

-¿Qué opciones tienen los pacientes después del trasplante?

-Respecto a las opciones terapéuticas, hasta ahora no existía ningún fármaco aprobado que mantuviese la respuesta tras el trasplante consiguiendo así retrasar la recaída y aumentar la supervivencia de estos pacientes, que es nuestro principal objetivo. Actualmente ya existen opciones: lenalidomida es el primer tratamiento de mantenimiento aprobado para pacientes de MM candidatos a trasplante, lo que significa un gran paso para todos nuestros pacientes, ya que con este tratamiento la mitad conseguirán dos años y medio más libres de progresión de la enfermedad y supervivencia global. Muchos pacientes de mieloma múltiple logran una supervivencia global de diez o más años.

-Casi todos los pacientes acaban recayendo. ¿Qué se consigue con los nuevos tratamientos de mantenimiento postrasplante?

-La intención de este nuevo tratamiento (la terapia de mantenimiento) es aumentar el tiempo que el paciente tarda en sufrir una recaída después de haber recibido el trasplante sin que afecte a su calidad de vida. Este tratamiento multiplica por dos este tiempo.

-¿Cómo se ve afectada la calidad de vida de los pacientes con las opciones terapéuticas disponibles?

-La fase de inducción y trasplante pueden ser muy duras y significar un importante descenso en la calidad de vida de los pacientes, ya que supone ir al hospital a recibir la quimioterapia, la recuperación tras haberla recibido, además del preoperatorio y postoperatorio... El objetivo del mantenimiento es controlar la enfermedad con dosis bajas de lenalidomida, con el objetivo de mejorar la eficacia y la tolerabilidad sin afectar negativamente la calidad de vida del paciente. Este tratamiento es una terapia oral, lo que significa que el paciente puede tomarla diariamente en casa.

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