alimentación

Comer sano también mejora el bienestar psicológico

  • Un estudio analiza el efecto de la dieta mediterránea en el estado psicológico subjetivo

La dieta mediterránea se basa en verduras, legumbres, frutas, pescados y, en menor medida, carnes.

La dieta mediterránea se basa en verduras, legumbres, frutas, pescados y, en menor medida, carnes. / archivo

Las personas que se ciñen más estrictamente a la dieta mediterránea también presentan una mayor satisfacción con la vida, y experimentan menos emociones negativas, ambos componentes del denominado bienestar psicológico o subjetivo. Así lo afirman un grupo de investigadopres españoles en un trabajo publicado en la revista Psychology and Health ha mostrado que la adherencia a este patrón alimentario también tiene una relación positiva con el bienestar psicológico. El estudio fue realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, en colaboración con el Parc Sanitari Sant Joan de Déu de Barcelona, pertenecientes al Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental, e incluyó a 2.397 participantes de todo el territorio español entrevistados en el marco del proyecto Edad con Salud.

"Para llegar a esta conclusión aislamos el efecto de muchas variables que podrían ser responsables de estas relaciones, como edad, sexo, factores socioeconómicos, estado de salud, nivel de actividad física, consumo de tabaco o incluso presencia de depresión a lo largo de la vida", asegura Darío Moreno-Agostino, psicólogo de la UAM y primer firmante del trabajo.

"Aun así, nuestros hallazgos no nos permiten afirmar que la adherencia a la dieta mediterránea sea la que cause efectos beneficiosos en el bienestar psicológico. Puede que haya otros factores implicados en esta relación, y futuros estudios podrán ahondar en ella", concluye el investigador. En los últimos años, múltiples investigaciones han relacionado un mejor funcionamiento cardiovascular con la dieta mediterránea, que se caracteriza por un alto consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales y frutos secos, un consumo moderado de lácteos, pescado, pollo y huevos, y un bajo consumo de carnes rojas y procesadas.

Estudios anteriores ya habían medido el impacto de una alimentación equilibrada en la calidad de vida autorreferida. Otro trabajo español de 2012 realizado por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y la Universidad de Navarra publicado en el European Journal of Clinical Nutrition, muestran que las personas con una mayor adherencia a la dieta mediterránea tienen una mejor puntuación en las escalas físicas y mentales del cuestionario de calidad de vida, aunque la asociación era más fuerte para la calidad de vida física.

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