Salud y Bienestar

Definen los elementos que suelen producir más estrés en la infancia

  • La preocupación por la apariencia física y pasar demasiado tiempo en soledad son algunos de los factores que influyen en el estrés cotidiano de los niños

"Las cifras avalan la necesidad de disponer de instrumentos de evaluación específicos del estrés cotidiano que se dirijan a población infantil", explica María Victoria Trianes, catedrática de la Universidad de Málaga. Por eso su equipo diseñó el Inventario Infantil de Estresores Cotidianos (IIEC).

Esta herramienta de evaluación ha sido publicada en la revista española Psicothema, y define 25 ítems de situaciones diarias en las áreas de salud, escuela, familia y relación entre iguales, todas relevantes en el desarrollo infantil. El inventario se valida también con otras fuentes como el profesorado y las madres y padres.

El IIEC se relaciona con las calificaciones escolares y con los problemas de salud. Algunos de los factores más influyentes son la preocupación por la apariencia física,participar en demasiadas actividades extraescolares y estar mucho tiempo solo. Además, el inventario se asocia con un indicador hormonal (niveles de cortisol al despertar) y permite predecir el ajuste socioemocional de los niños.

"El IIEC proporciona una valiosa información para el desarrollo de pautas de intervención psicoeducativa que mejoren la convivencia escolar y favorezcan que niños y niñas desarrollen herramientas adecuadas para el manejo del estrés cotidiano a lo largo de sus vidas", afirma la investigadora.

En el estudio participaron 1.094 niños (533 niños y 561 niñas), de entre 8 y 12 años y procedentes de 17 centros escolares de Málaga. "Es importante generar instrumentos para evaluar el estrés cotidiano infantil, ya que es un área aún necesitada de instrumentos adaptados a estas edades", puntualiza Trianes.

La evaluación del estrés diario en la infancia ha cobrado importancia en los últimos 20 años. Según los expertos el estrés hace que niños y adolescentes desarrollen intomatologías ansiosas y depresivas, trastornos del sueño y de la alimentación, conductas disruptivas y bajo rendimiento académico. Además, también hay consecuencias en la salud física. Así, "su prevención y tratamiento efectivo tendrá consecuencias de salud mental y desarrollo óptimo en la infancia y adolescencia", concluye la catedrática.

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