Es una cuestión ampliamente comentada y debatida la cronicidad y el envejecimiento poblacional como reto de actualidad y de futuro para los sistemas sanitarios.

Desde hace ya varios años y, con mayor intensidad cada vez, los servicios sanitarios y los profesionales dedican buena parte de sus esfuerzos y sus actividades a responder a las necesidades de salud de las personas mayores y esta es una cuestión que requiere cada vez mayores recursos y esfuerzos por parte de la sanidad pública.

Las personas mayores suelen presentar un perfil de cronicidad en su condición de pacientes y en muchas ocasiones, un perfil de policromicidad que se complementa con un perfil de polimedicación.

Esta complejidad hace que la respuesta adecuada a sus problemas de salud implique al equipo de salud de manera indiscutible y es por ello que la coordinación entre las diferentes profesiones de hace imprescindible como requisito para el éxito asistencial.

De igual forma, la coordinación entre los diferentes niveles asistenciales tanto el de atención primaria como el de atención hospitalaria, es otro requisito para la calidad de la respuesta asistencial.

Y, como no, cuando hay un buen encaje de relación entre el sistema sanitario y el sistema de atención social, es más que probable que se resuelvan adecuadamente los problemas de los pacientes mayores ya que las necesidades de atención a la dependencia de muchos de ellos, están presentes con mucha frecuencia.

Desde este punto de vista, la complejidad de los retos asistenciales que tienen que enfrentar los profesionales sanitarios es una evidencia creciente desde hace varios años. Y esta realidad supone un desafío que desgraciadamente el sistema sanitario no está resolviendo bien, salvo honrosas excepciones dignas de elogio.

Adicionalmente debemos considerar que muchas de las personas mayores viven solas en su domicilio. Según algunas estadísticas estaríamos en cerca de 2 millones de personas viviendo solas de las cuales más del 70% son mujeres. Nos encontramos por tanto ante una nueva situación que da mayor complejidad a la respuesta asistencial y que requiere un replanteamiento de los modelos asistenciales y un refuerzo de los dispositivos que deben ofrecerse tanto desde el sistema sanitario como desde el sistema de servicios sociales.

Y este es un asunto que trasciende las fronteras de nuestro país. Europa es un continente con una clara característica de en envejecimiento y por lo tanto, que las respuestas de los gobiernos sean coordinadas y complementarias ofrece mayores y mejores oportunidades para el abordaje de esta realidad.

Finalmente conviene señalar que este asunto puede convertirse en una nueva oportunidad para el empleo y para el desarrollo de respuestas innovadoras en las que las nuevas tecnologías y la robótica pueden ofrecer nuevas soluciones que, al tiempo que resuelvan problemas, contribuyan a mejorar la economía. Caminemos en esa dirección.

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