Salud y Bienestar

Las células 'reprogramadas' se usan ya como modelo de enfermedades

  • El japonés Shinya Yamanaka halla un método para evitar que puedan volverse cancerígenas, pero ve aún lejano su posible uso en medicina regenerativa.

"Es difícil predecir cuándo podremos utilizar las células madre de pluripotencia inducida (iPS en inglés) para medicina regenerativa", reconoció el investigador japonés Shinya Yamanaka, que acudió a Madrid para recoger el premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Biomedicina. Esa tecnología, apuntó, "es todavía incipiente, y aún necesitamos mucha investigación para garantizar su seguridad". Pero, entre tanto, esas células 'reprogramadas' ya tienen una utilidad concreta en el laboratorio como modelo de enfermedades -incluidos el alzhéimer y el párkinson-, que "esperamos que sirvan para encontrar nuevos fármacos para patologías que aún no tienen tratamiento efectivo".

En el reto de la seguridad de las células iPS, además, su equipo acaba de dar un paso importante al descubrir -el hallazgo lo publica la revista científica 'Nature'-- un método para 'reprogramarlas' sin que se vuelvan cancerígenas. Las iPS, que Yamanaka consiguió generar en 2006, pueden convertirse en cualquier célula especializada, una capacidad que hasta entonces se creía exclusiva de las células madre embrionarias. El experto japonés obtuvo aquellas células a partir de otras adultas y ya especializadas, que sometió a un proceso de reprogramación hasta volverlas tan versátiles como las células madre embrionarias. La idea de esa reversión de las células especializadas se le ocurrió al analizar los trabajos sobre las primeras ranas clónicas (años 70) y sobre la oveja Dolly (1996). Pensó que "debería ser posible reprogramar células somáticas y devolverlas al estado embrionario", y para su sorpresa no tardó ni una década en lograrlo. Pero era solo un importante paso inicial. Como recordó en Madrid, "las primeras células iPS que obtuvimos eran muy peligrosas, porque usábamos retrovirus y oncogenes". De ahí su empeño en hacer más segura esa tecnología.

El avance que publica Nature va en esa dirección, y su clave es que ya no se emplea como factor de reprogramación el oncogén c-Myc, sino el gen Glis 1, que evita que las células reprogramadas puedan volverse cancerígenas. Ahora, el gran reto para este científico que cambió la cirugía ortopédica por el laboratorio es el posible uso de las células iPS para medicina regenerativa. Y aunque él mismo lo sitúa en un futuro lejano, sí se atreve a 'dibujar' la teoría: "Si enfermo del corazón, los investigadores pueden ya reprogramar mis propias células y obtener con ellas tejido cardíaco, que puede incluso latir. Esas células son como las mías antes de enfermar, y me podrían ser trasplantadas para curarme. Y como son mis células, no sufriría rechazo".

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