Salud y Bienestar

El diagnóstico precoz ralentiza la discapacidad en esclerosis múltiple

  • La enfermedad neurodegenerativa afecta a 50 de cada 100.000 españoles · Entre sus síntomas están la fatiga, la pérdida de fuerzas o la incontinencia urinaria

La Esclerosis Múltiple (EM) es una enfermedad del sistema nervioso central que se caracteriza por el daño que el propio sistema inmunológico del organismo provoca en la mielina, la capa protectora que rodea las fibras nerviosas. Como consecuencia de ese daño, cuyas causas se desconocen, se producen alteraciones en la comunicación nerviosa entre el cerebro y otras partes del cuerpo. Una de las características más dramáticas de la EM es que se presenta principalmente en adultos jóvenes, en una etapa de la vida llena de proyectos. De acuerdo con el informe Esclerosis Múltiple en España: realidad, necesidades sociales y calidad de vida, el 71% de los pacientes del país tienen edades comprendidas entre los 30 y los 54 años.

La enfermedad cursa en brotes y es progresivamente invalidante, hay muchas funciones del sistema nervioso que pueden verse alteradas por la enfermedad. Mientras en unos casos la persona puede llevar prácticamente una vida normal, durante un largo período de tiempo, en otros la calidad de vida puede llegar a verse gravemente afectada. No existe, todavía un tratamiento curativo para esta afectación, pero se han producido logros significativos en la investigación sobre terapias para el control de la enfermedad. Es más frecuente en mujeres que en hombres y, aunque tiene un componente genético, no es directamente hereditaria. Después de la epilepsia, es la enfermedad neurológica más frecuente entre los adultos jóvenes, y la causa de discapacidad física más importante entre adultos. Se calcula que en España hay entre 40 y 50 casos por cada 100.000 habitantes.

Los tratamientos disponibles en la actualidad se utilizan, por lo general, para modificar la historia natural de la enfermedad, ralentizando su progresión. Los expertos subrayan la importancia de fomentar el diagnóstico precoz para administrar las terapias en las primeras fases de la enfermedad, de forma que aumentan las probabilidades de éxito a la hora de evitar el desarrollo de incapacidad. Y dado que la EM es una condición crónica es necesaria una atención sanitaria a largo plazo que complemente la hospitalaria y que reduzca el impacto de los problemas asociados en los familiares y cuidadores.

De acuerdo con un sondeo llevado a cabo entre neurólogos, los problemas físicos más frecuentes entre las personas que padecen EM están la fatiga, la pérdida de fuerza, las disfunciones sexuales y la incontinencia urinaria. Por la parte de los problemas emocionales, señalan que el más frecuente es la depresión, seguido de la ansiedad. También señalan, entre las alteraciones cognitivas, dificultades en la concentración, trastornos de memoria y la fluidez del lenguaje.

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