Aunque las siglas TDAH del trastorno por déficit de atención con hiperactividad empiezan a asomarse con frecuencia a la actualidad de salud, queda mucho para que sea bien conocido y pueda detectarse correctamente y a tiempo. De hecho, un estudio del primer Plan de Acción en TDAH (Pandah) cifra en solo un 4% de españoles quienes supieron responder qué es. Y el retraso diagnóstico en nuestro país se estima en seis años, dos más que en nuestro entorno europeo más desarrollado. Esto complica su abordaje terapéutico y acentúa los problemas educativos, relacionales y de conducta derivados de la ausencia de tratamiento.

Aunque pueden influir causas ambientales, como un parto complicado o fumar en el embarazo, el TDAH es un trastorno neurobiológico y de origen genético en un 80%. Sus síntomas claves son tres: hiperactividad, impulsividad y falta de atención. Y se manifiestan ya desde la infancia, etapa vital en la que afecta a entre un 5 y un 6% de menores de 18 años. Se estima que hay 300.000 entre la población escolar; "uno por clase", como suelen resumir los especialistas. Pero el problema no acaba ahí. Lejos de ser un trastorno exclusivamente infantil, el TDAH deja mostrar sus síntomas en la adolescencia (66% de los casos) y en la edad adulta (50%); casi millón y medio de españoles mayores de 18 años pueden considerarse hiperactivos. Y si una detección a tiempo y un adecuado tratamiento permiten una vida normalizada, cuando eso no sucede se acumulan los problemas: primero, educativos, relacionales y de conducta; después, psicológicos, como baja autoestima, ansiedad o depresión. Al final, la cadena se alarga hasta la edad adulta, cuando surgen la inestabilidad laboral y familiar, los accidentes de tráfico y hasta un mayor riesgo de conductas adictivas.

En el marco del proyecto Pandah, el reciente congreso donostiarra de la Federación Española de Asociaciones de Ayuda al Déficit de Atención e Hiperactividad (Feaadah) sirvió de escenario para resumir sus inquietudes y reivindicaciones en un Informe de Asociaciones de Pacientes con TDAH. Y entre las primeras, como subrayaron las conclusiones, la sensación de desamparo asistencial ante el desconocimiento y la escasa sensibilización, tanto social como entre profesionales de enseñanza y sanidad. El resultado, según el presidente de la Feaadah Fulgencio Madrid, que "la mayoría de padres acaban pensando que la culpa es suya", cuando no es así.