Nuevo curso sanitario

Los próximos debates abren una oportunidad de modernización

Ccomienza un nuevo curso sanitario en un contexto de final de legislatura en el ámbito de la Administración General del Estado y en un número amplio de Comunidades Autónomas. Coincide también el proceso electoral en el ámbito municipal así que, en definitiva, asistiremos a un enorme ambiente electoral.

La sanidad afrontará debates parlamentarios ligados a la tramitación de leyes como la de equidad, universalidad y cohesión, la de la creación de la Agencia estatal de salud pública o la nueva ley de garantías y uso racional de los medicamentos. Estos debates parlamentarios sobre las tres leyes citadas abren una oportunidad de modernización del Sistema Nacional de Salud que debería abordarse desde un amplio consenso político para tratar de ofrecer un horizonte de sostenibilidad a este ámbito del Estado de Bienestar constituido por la sanidad pública. Probablemente no sea factible ese amplio consenso pero estaría bien trabajar intensamente para hacer realidad esta aspiración de consenso ampliamente compartida por profesionales y ciudadanos.

Ente los aspectos más relevantes de las tres normativas citadas cabe señalar el objetivo de asegurar y blindar el carácter universal de la cobertura sanitaria, que es uno de los requisitos para la equidad del sistema. A ello se une la propuesta de generar una sola cartera de servicios que, actualizada de manera continua, permita una propuesta de la máxima calidad y equidad que incorpore las innovaciones asistenciales derivadas de nuevos medicamentos, pruebas diagnósticas y procesos asistenciales.

De igual forma, el proceso derivado del debate parlamentario para la creación de la Agencia Estatal de Salud Pública tiene una gran trascendencia para la salud poblacional; es el caso de todos aquellos problemas en los que un trabajo basado en el abordaje de los factores determinantes de la salud supone un enfoque imprescindible para asegurar la prevención o la disminución eficaz de numerosas patologías, sin olvidar las situaciones de alerta sanitaria o de pandemia como la que aún vivimos por Covid-19. La salud pública debe recibir mayor prioridad en recursos económicos y profesionales, una mejor coordinación de las actuaciones con un trabajo en red y un enfoque de trabajo en el que la puesta en marcha de una potente red de vigilancia epidemiológica sea una de las bases en las que se apoyen las actuaciones de la futura Agencia.

Finalmente, la tramitación de la nueva ley de garantías y uso racional de los medicamentos es una buena oportunidad para reforzar una de las políticas más trascendentes cara al objetivo de prevenir, mitigar y curar enfermedades. Las vacunas y las terapias farmacológicas han sido una de las claves que explican buena parte del éxito en la lucha frente a la enfermedad y sus consecuencias.

La política farmacéutica es clave para asegurar el acceso a los fármacos con garantías de calidad y efectividad al coste más eficiente. Y se abre una oportunidad para reforzar líneas de cooperación entre el sistema, los profesionales, los pacientes y las compañías farmacéuticas haciendo factible una mayor capacidad de investigación y de uso adecuado de medicamentos, al tiempo que un acceso rápido y equitativo a las terapias.

Como podemos ver, el nuevo curso sanitario es apasionante y retador. Que se imponga el diálogo y el acuerdo es una aspiración compartida que nos implica a todos.

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