Salud y Bienestar

El "dolor más temido" del cáncer son los 'picos' repentinos, cortos e intensos

  • El 36% de los afectados creen que es normal y tienen que vivir con él, pero asociaciones y especialistas recomiendan "no aguantarlo y consultar al doctor, porque existen soluciones para tratarlo".

Poco conocido ya desde su complicada denominación científica de "dolor irruptivo oncológico", este DIO es, sin embargo, el "dolor más temido y peor tratado" del cáncer. Así lo recalcó Ana Mañas, presidenta del Congreso de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR) que se celebra hasta el viernes en Madrid, al presentar un documento de consenso para su mejor abordaje en la práctica clínica. Se trata, aclaró la experta, de una auténtica 'crisis' de dolor, de un "pico de dolor muy intenso" (al menos 7 en una escala de 1 a 10) que surge "aunque el dolor de base esté controlado" (suele repetirse tres o cuatro veces al día) y que "interfiere" en todos los órdenes de la vida: trabajo, relaciones sociales, capacidad de caminar, estado de ánimo, sueño...

Esa exacerbación transitoria del dolor, caracterizada por su rápida aparición (en apenas 3 minutos) y su corta duración (suele desaparecer en entre 30 y 60 minutos), le parece a la coordinadora del texto consensuado Yolanda Escobar "un problema importante pero poco conocido" que "no está en las consultas". Y no lo está por dos razones básicas. Una, como apuntó la oncóloga, que el DIO ha sido durante mucho tiempo para los propios médicos un "concepto escurridizo que necesitaba acotarse". Y otra, como añadió Mañas, que "no siempre es declarado por el paciente" debido a una mezcla de "miedo" a un exceso adictivo de fármacos, de "tabúes" morales sobre el sufrimiento, de cierto complejo de "no molestar" al especialista y del "desconocimiento" de que ya existen tratamientos específicos para tal problema. Hace unos años, recordó Escobar, "no había tratamiento adecuado" para esas crisis de dolor, y la opción era un "aumento de la dosis habitual" que implicaba en la práctica una cierta "sobredosis" de medicamentos -con el consiguiente aumento de efectos secundarios- que "no eran necesarios la mayoría del tiempo" para atajar el dolor de base, bien controlado ya con aquella dosis cotidiana. En cambio ahora, remachó, "hay fármacos específicamente diseñados para el DIO, con acción inmediata, fuerte potencia analgésica y eliminación rápida para que no estén circulando en la sangre ni depositándose en los tejidos".

Que el dolor es el síntoma más temido lo dicen tanto profesionales sanitarios como personas con tumores. Pero, como recalcó la presidenta del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (Gepac), Begoña Barragán, si "los médicos suponen cuánto duele, los pacientes lo saben" y pueden relatar en primera persona sensaciones como la de que "es como si me estuvieran clavando un puñal". De ahí su recomendación de "no aguantar el dolor, porque existen medicamentos para tratarlo, y consultar al doctor" para su abordaje. Un consejo que se hace aún más necesario cuando, según un estudio de su organización, "el 36% de los pacientes que sufren dolor cree que es normal y que tiene que vivir con él". Los datos recogidos por Gepac constatan que un 89% ha padecido "dolor irruptivo oncológico", que al 54% le preocupa mucho el dolor asociado a su enfermedad y que un 71% lo considera "causa principal de pérdida de calidad de vida" en ámbitos como el sueño, el trabajo o las relaciones familiares, por no hablar de la persistencia de diversos grados de estigma. Y lo más preocupante es que esa realidad va acompañada de una gran desinformación (el 77% se considera poco o nada informado en esa cuestión) que complica un mejor control del problema.

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