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Sevilla

El cultivo de marihuana se dispara en Sevilla

  • Sevilla fue la tercera provincia española en la que se intervino más cannabis en 2019, sólo superada por Barcelona y Madrid 

  • El tráfico de esta droga creció por encima del 30%, según un informe del Ministerio del Interior

Una agente de la Guardia Civil, con las plantas de marihuana intervenidas en Aznalcóllar.

Una agente de la Guardia Civil, con las plantas de marihuana intervenidas en Aznalcóllar. / DGGC

Lo que era una sensación compartida por la mayoría de los policías y guardias civiles de Sevilla se confirma con datos oficiales. El cultivo de marihuana está disparado en la provincia. Tanto que Sevilla es la tercera demarcación de España en la que más cannabis se incautó en el año 2019, sólo superadas por Barcelona y Madrid. En Sevilla se decomisó casi el 9% del total de marihuana que se intervino en todo el país. En total, fueron 2,8 toneladas, mientras que por otra parte se requisaron más de 45.000 plantas. Sólo Barcelona, con 3,4 toneladas (el 10,5% del total de las incautaciones en España), y Madrid, con 3,1 (el 9,5% del total) están por encima de Sevilla. A la capital andaluza le sigue muy de cerca Málaga, con únicamente treinta kilos menos decomisados que Sevilla, lo que supuso un 8,5% del total nacional.

Las aprehensiones de marihuana crecieron por encima del 30% entre 2018 y 2019 en la provincia sevillana. Esta droga se ha convertido ya en la segunda más extendida en este territorio, todavía lejos del hachís. Al menos en cuanto a la cantidad decomisada, que en el caso del hachís fue de casi trece toneladas y media. Hay que tener en cuenta que esta droga entra en grandes cantidades a través del río Guadalquivir y que una sola narcolancha puede introducir tres toneladas de hachís por porte, es decir, toda la cantidad de marihuana que se aprehendió a lo largo del año.

Incautaciones de marihuana por provincias. Fuente: Ministerio del Interior. Incautaciones de marihuana por provincias. Fuente: Ministerio del Interior.

Incautaciones de marihuana por provincias. Fuente: Ministerio del Interior. / Dpto. de Infografía

Lo que sí da una idea del auge del cannabis es la comparación con la cocaína, que en su día fue la droga más popular y que ahora cae hasta el tercer puesto. En Sevilla, a lo largo de 2019, se intervinieron 1,8 toneladas de cocaína. Mientras, la sustancia que arrasó en los años ochenta, la heroína, se queda ya en cantidades casi residuales: once kilos intervenidos en todo el año. La heroína ya raramente se consume sola, y se suele inhalar o fumar mezclada con cocaína. Las anfetaminas, la hoja de coca, la metanfetamina, el MDMA o éxtasis y los anabolizantes siguen a las drogas tradicionales en el ranking, aunque ya con cantidades muy bajas, la mayoría de ellas por debajo del kilo en total durante todo el año.

Todos estos datos figuran en la Estadística anual sobre drogas del año 2019, elaborada por el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), organismo dependiente del Ministerio del Interior. Este informe anual hace un repaso por provincias de todos los datos relacionados con el tráfico de drogas. Otros de los conceptos que refleja es el número de detenidos relacionados con estos delitos, que fueron 901 en Sevilla a lo largo de 2019.

Los arrestos cayeron un 15% en relación con el año anterior. Provincias como Cádiz y Málaga la superan ampliamente en Andalucía, quizás por razones geográficas. Ambas tienen muchos kilómetros de costa y están cerca del norte de África, lo que las convierte en lugares idóneos para alijar hachís. Sólo la presión policial ha ido obligando a los narcos a ampliar su campo de operaciones y a utilizar otras vías de entrada, como el río Guadalquivir, o helicópteros y avionetas. El número total de detenidos en 2019 en Andalucía por tráfico de drogas fue de 6.602.

También se incluye el número de denuncias por este motivo, que en Sevilla fue de 10.923. Estos expedientes sí aumentaron en torno al 5%. En Andalucía el total de denuncias superó las 90.000, en concreto fue de 91.447. El informe confirma con datos la tendencia observada desde hace años en determinadas zonas de Sevilla. La marihuana ha colonizado barrios enteros de la capital y se ha convertido en un verdadero problema de convivencia. El más afectado, aunque no el único, es el Polígono Sur, donde se han sucedido apagones e incendios por sobrecargas eléctricas.

El cultivo ilegal de marihuana en pisos se hace robando la luz mediante enganches ilegales a la red de suministro, lo que provoca en muchas ocasiones subidas de tensión que las instalaciones de los edificios no son capaces de soportar. Hace apenas unas semanas, una explosión en un cuadro eléctrico de un bloque de la calle Cañas y barro, en la zona de las Tres Mil Viviendas conocida como Las Vegas, sirvió para que la Policía Local hallara tres plantaciones de marihuana en otras tantas viviendas del edificio. En total se hallaron más de 1.200 plantas.

La semana antes se había producido una intervención parecida en la barriada de Su Eminencia, otra zona que está siendo especialmente afectada por las plantaciones indoor, como se conocen a las que se ubican en el interior de viviendas, naves, garajes o locales. Son las más demandadas porque mantienen una temperatura constante y las plantas no sufren los cambios de clima, como sí lo hacen las que se cultivan en exteriores, generalmente en fincas o parcelas.

Varios agentes de la Guardia Civil durante una operación desplegada en Isla Mayor, lugar tradicional de alijo de hachís. Varios agentes de la Guardia Civil durante una operación desplegada en Isla Mayor, lugar tradicional de alijo de hachís.

Varios agentes de la Guardia Civil durante una operación desplegada en Isla Mayor, lugar tradicional de alijo de hachís. / Antonio Pizarro

El goteo de intervenciones de marihuana es continuo. Uno de los primeros días en que se estableció el toque de queda para luchar contra la expansión del Covid-19, la Policía Nacional acudió a un aviso por un supuesto caso de violencia machista en la calle Cedro, en Torreblanca. Cuando la patrulla llegó, los agentes vieron a varias personas huyendo del lugar. En la vivienda quedaba un hombre. Dentro había dos plantaciones con casi 400 plantas de marihuana. El piso estaba vacío desde hace dos años y se había preparado para que albergara estos cultivos ilegales.

En barrios como el Polígono Sur, Torreblanca o Su Eminencia, la llegada de la marihuana ha supuesto un auténtico fenómeno. La mayoría de los pisos vacíos se destinan a cultivos y son muchos los que se han decidido a buscarse una fuente de ingresos con esta actividad ilícita. El auge de la marihuana se explica por varias razones. Para empezar, porque existe una fuerte demanda en Europa. Prácticamente toda la marihuana que se consume en el continente se produce en España, y un buen porcentaje de la misma en la provincia de Sevilla. Existen organizaciones que recogen las plantas y las llevan hasta el país vecino. Una de ellas es el clan de los Potros, una familia de Dos Hermanas con vínculos en Cataluña y Francia, que la Policía ya ha desmantelado en alguna ocasión por su relación con el tráfico de marihuana.

Montar una plantación supone una única inversión de entre 3.000 y 4.000 euros, que empezarán a rentar a los pocos meses. Hay que comprar aparatos de aire acondicionado, lámparas, extractores, focos y demás material para el cultivo de interior, mientras que el suministro de luz se obtiene habitualmente mediante enganches ilegales. Una vez montada la plantación, los agricultores obtendrán una cosecha en unos meses. Tendrán que cortar las plantas, someterlas a un proceso de secado, y vendrá a alguien que les pagará un dinero por recogérselas.

Claro que este negocio siempre tiene sus riesgos y en alguna ocasión el comprador se ha llevado las plantas sin pagarlas o no ha habido acuerdo en el precio y el asunto ha terminado de manera trágica. Fue precisamente lo que ocurrió en noviembre de 2019 en La Puebla de Cazalla, donde un hombre murió tiroteado por los supuestos compradores de la marihuana que había cosechado, que quisieron llevársela sin pagar. Y también están los robos, lo que se conoce en el argot como vuelcos. Los cultivadores suelen vivir cerca de sus plantaciones para mantener una estrecha vigilancia, ya que los robos son muy habituales.

Para las Fuerzas de Seguridad, también supone una dificultad añadida el hecho de que las plantas se cultiven en interiores, pues en esas viviendas no hay trasiego de personas como en puntos de venta de otras drogas, y es difícil poder reunir indicios sólidos para pedir una orden judicial de entrada y registro. De hecho, en muchas ocasiones, se han encontrado plantaciones cuando los agentes acudían a una llamada por otro motivo, como el aviso de violencia de género que derivó en el último hallazgo en Torreblanca. Además, al considerarse una droga blanda, las penas no son elevadas y en general a los detenidos se les deja en libertad provisional.

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