el derbi sevillano · las estadísticas

Gana el que más remata a puerta

  • Pese a llevar el peso del partido, el Sevilla no percutió apenas sobre la meta de Ricardo · La expulsión desequilibra la igualdad

Se decía en la previa del partido que el poderío ofensivo de ambos equipos sería la llave para desequilibrar el encuentro. Pero, durante muchos minutos, la igualdad estadística reflejaba más bien lo contrario, con un Sevilla con el dominio del balón pero sin profundidad, y con un Betis agazapado y siempre a la espera de su rival. Pero todo giró en el transcurso de la segunda mitad, con el desequilibrio de algunas variables que cambiaron el rumbo del encuentro.

Para empezar, ambos equipos sólo habían sumado un remate a puerta durante los primeros 45 minutos, pese a que en las llegadas al área sí existía un dominio del equipo sevillista, que acumulaba ocho lanzamientos por cinco del bético. Pero, por una vez, el Betis apareció con mayor pegada, quizás igualado por el desgaste acumulado en el rival y también favorecido por la baja de Luis Fabiano, cuya ausencia también disminuye a Kanoute. En la segunda mitad, el Betis acumularía ocho lanzamientos a portería, de los cuales cinco irían entre la portería defendida por Palop. En cambio, el equipo de Jiménez fue a menos y sólo dispararía en tres ocasiones más a la meta de Ricardo. Ahí pudo estar una de las primeras claves del derbi.

La segunda diferencia radica en las tarjetas, una tendencia que también cambió con el transcurso del partido y que acabaría siendo decisiva. Así, si el conjunto sevillista se fue al descanso con dos tarjetas, tras la reanudación vería dos más, a lo que se sumaría la expulsión de Duscher, a la postre definitiva para acabar de desnivelar un choque igualado en el resto. Al cansancio físico local se añadirían esos dos detalles que resultaron decisivos: la expulsión del argentino y el gol casi en la jugada siguiente.

Pero el partido tuvo un inicio distinto. Un solo dato sirve para ilustrar lo que ambos equipos realizaron en el primer tiempo: un único tiro a puerta de ambos, pobre bagaje cuando el arsenal ofensivo que se colocó sobre el terreno de juego invitaba a pensar lo contrario. Ni Oliveira conectó con la línea de tres mediapuntas que Chaparro le colocó por detrás, ni Kanoute se asoció con los pequeñitos, pese a que Jesús Navas sí mostró las credenciales en más de una ocasión. Mientras tanto, Palop y Ricardo aparecieron como meros espectadores, pese a que el portugués sí tuvo que guardar máxima tensión debido a la colocación del equipo verdiblanco.

El segundo dato que enseña cómo fue ese primer tiempo lo muestra la posesión del balón. El Betis, a pesar de que Chaparro pregonó en la previa su preferencia por el toque, dio un paso atrás en la colocación de su línea defensiva, lo que dificultó que luego enlazase el juego. Esto llevó a que el dominio de la pelota correspondiera al equipo de Jiménez, aunque tampoco acabó por encontrarse cómodo. La posesión fue de un 60% para los locales, aunque sin obtener el rédito deseado de la misma.

Precisamente, este dato cambiaría en la segunda parte, algo que ya se apreció con una actitud algo distinta del equipo verdiblanco nada más saltar al césped, con las líneas más adelantadas. ¿Plan preconcebido para aprovechar el cansancio del rival? ¿Expulsión decisiva para ese paso hacia delante? Lo único cierto es que la posesión de balón acabó igualada entre ambos equipos, pese a lo que había ocurrido en el primer tiempo. Además, el Betis, con el balón sí buscó la portería de Palop, con los disparos de Sergio García, Oliveira o Emana, algo de lo que había carecido el Sevilla cuando tuvo la pelota.

Seis derbis acumulaba el Betis en el Campeonato de Liga sin marcarle un gol al Sevilla, algo que se rompió con el tanto de Sergio García. Luego, Oliveira, como hiciera en su último derbi, aunque aquella vez en Heliópolis, también batiría a Palop. Así rompía el Betis una estadística que servía como explicación para justificar la carestía de puntos obtenidos ante el eterno rival. El Sevilla, por su parte, veía rota su racha como local, que se prolongaba desde la temporada 96-97.

El encuentro tuvo a un Sevilla que las estadísticas le señalan como dominador del balón pero falto de pegada y a un Betis que sí golpeó cuando dio el paso adelante. Ganó el que más tiró, pese a los atenuantes ya explicados.

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