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Míchel inventa otro Sevilla

  • El técnico da continuidad en el campo a su concepción de equipo y éste responde como colectivo sobre la disciplina y el compromiso. Maduro lo cohesiona todo y Cicinho se confirma como la gran revelación.

Echar las campanas al vuelo es muy arriesgado, incluso frívolo, en el fútbol, sobre todo cuando todo acaba de comenzar. No hay más que recordar la euforia que desató el Sevilla del curso pasado con el empate que cosechó en el Camp Nou, jornada 8, para cerciorarse de esta realidad. Aquel equipo, del que se elogiaba entonces su orden y compromiso y que también adolecía de falta de pegada, como el de ahora, acabó como acabó. Pero del triunfo del Sevilla de Míchel hay que extraer varias conclusiones positivas que tienen que ver tanto con el traslado al terreno de juego de la idea de equipo en la que tanto insiste el técnico como con otros factores que no sólo dependen de la labor del entrenador. También tienen mucho que ver con la planificación  deportiva, que parece haber acertado de pleno con las contrataciones de Maduro y Cicinho. Ante el Real Madrid, ambos se confirmaron a lo grande, y tampoco se debe olvidar la irrupción clave de Botía.

El técnico madrileño ha inventado otro Sevilla sobre la base de la concepción colectiva del juego, con sus dosis de esfuerzo y compromiso, algo que pretenden todos los entrenadores y consiguen pocos. Míchel, en su primer triunfo ante el Real Madrid tras cinco derrotas precedentes, demostró el sábado que tenía muy bien trabajado al equipo para afrontar un partido que puede suponer un espaldarazo a su labor. Conseguir convencer a un grupo de algo para llevarlo a cabo ante el campeón de la Liga es fácil (Marcelino lo hizo ante el Barça). Ahora debe hacerlo para afrontar partidos con menos glamour. Y ahí es donde debe notarse su mano. Evidentemente, es más fácil ratificar los mensajes con un triunfo, de ahí la importancia del logro para un Míchel que ya avisó en verano de que partía de cero, con nuevas costumbres, más orden en los hábitos, la cacareada disciplina, y más competitivida, en la plantilla y frente al rival.

La variante táctica

Pero no sólo de emotivos discursos sobre la importancia del esfuerzo colectivo se nutre este Sevilla que, tras cuatro jornadas, responde como un equipo, la palabra que tanto recalca Míchel (campaña de abonos incluida). Ante el Real Madrid, Míchel superpobló el centro del campo, pero lo hizo de una manera lógica. No es casualidad que Monchi fichara a Maduro, ya que el agujero que, aun con Medel, existía en el centro del campo estaba más que detectado. Con el chileno en su mejor forma, el Sevilla había evidenciado en muchos partidos falta de control del juego, porque cubría más campo del que puede en una posición clave. Míchel lo ha solucionado ubicando a Maduro, en cuanto ha podido contar con él, junto al chileno.

El Sevilla, después de muchísimo tiempo, cuenta con dos medios centro de verdad, cosa que no son ni Rakitic ni Trochowski. El alemán, además, jugó su mejor partido en el Sevilla frente al Madrid por actuar como lo que es, un mediocampista de acompañamiento, dinámico y con recorrido, pero no de posición, como sí es Maduro. Esta variante táctica además permite soltarse a Rakitic en labores creativas para enlazarlo todo por delante de los pivotes. Míchel encontró la llave, y ya puede dibujar al equipo con un 4-3-3, un 4-2-3-1 o un 4-5-1, da igual. La clave es que Medel y Maduro sí son dos medios centro que pueden sostener al resto del equipo, intercambiando sus posiciones para salir a presionar o salir con el balón, dándose cobertura y dándosela a los compañeros. El mejor ejemplo de esto fueron las ayudas imprescindibles de Medel a Cicinho. ¿Recuerdan lo que hacían Martí o Poulsen con Daniel Alves?

La estrategia y el gol

El parón liguero permitió a Míchel preparar con mimo su gran asalto al Real Madrid. Detectó su talón de Aquiles en las jugadas de estrategia y las machacó en los entrenamientos. La jugada le salió perfecta y la plantilla, con buenos lanzadores a balón parado en la plantilla como Rakitic, Campaña, Reyes, Trochowski, Jesús Navas, Perotti y hasta Javi Hervás, ya ha captado que seguir trabajando esa opción puede dar muchos puntos.

En contraste con la importancia que el técnico les da a las jugadas de estrategia, y con la seguridad defensiva -sólo dos goles encajados en las cuatro primeras jornadas-, al Sevilla le cuesta un mundo encauzar su caudal ofensivo de forma eficaz. El de Vallecas fue un partido paradigmático en este sentido, amén de dos penaltis, tuvo una decena de llegadas francas al área que no supo rematar. Ante el Madrid, se repitió este mal, minimizado por el enorme esfuerzo físico que requiere ganarle el pulso al equipo de Mourinho. Pero el Sevilla, sobre todo por el flanco del inagotable Jesús Navas, desperdició media docena de contraataques y alguno debió terminar en gol. Por ahí empezó a morir Marcelino, que lo anote Míchel.

La noche soñada por  cicinho... y por el sevillismo

Cicinho le ganó la partida a Cristiano Ronaldo. Hace apenas unos meses, el menudo futbolista de Jundiaí (Sao Paulo) no podía ni imaginarse no ya que firmaría por el Sevilla, sino que saldría ganador de un duelo con el mejor extremo izquierdo del mundo. El ex jugador del Palmeiras, que creció en equipos humildes hasta que Luiz Felipe Scolari se fijó en él hace año y pico, no permitió que el delantero del Madrid desarrollase su potente y vertical juego y además se soltó con desparpajo en ataque. Incluso le hizo bicicletas al portugués. Con su soñada noche, de camino, respondió al deseo del sevillismo, que lleva cuatro años viendo cómo pasan jugadores por el puesto que dejó vacío Daniel Alves sin que cuaje ningún sustituto medianamente aceptable. Cicinho se confirmó a lo grande. Ahora debe mantener las enormes expectativas.

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