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De lo apocalíptico al jubileo

  • Álvarez le echa valor al toro al dejar a Luis Fabiano en las gradas aunque, finalmente lo repesca tras la baja de Kanoute de última hora.

Todo lo apocalíptico que quedó de la imagen que el Sevilla dio en su última comparecencia en casa, ante el PSG, se transformaba en tierra prometida a la vuelta por la autovía del Mediterráneo. El triunfo en Málaga, con reacción y remontada incluida, ha apaciguado los ánimos e incluso permite a su afición soñar con el liderato, pues el empate del Valencia ayer da esa polibilidad, a la mano con un simple triunfo. Aunque quizá esto sea una anécdota, nada desdeñable, pero anécdota, después de que los de Álvarez hayan acostumbrado a los suyos a dar un día una imagen y al siguiente, otra totalmente opuesta.

Eso se llama indefinición. El Sevilla está en plena búsqueda de su identidad, un ejercicio que siempre es mucho más llevadero con buenos resultados y la verdad es que se puede decir que en la Liga en esa faceta el rendimiento de los blancos goza de buena salud.

Pero quizá con el actual entrenador esa trayectoria lineal de continuidad y sin dientes de sierra nunca ha aparecido, ni siquiera en ese tramo final de la temporada pasada en que el marchenero se hizo cargo del equipo. Entonces protagonizaba el Sevilla irregulares saltos en cuanto a sensaciones muy diferentes cuando competía en el Sánchez-Pizjuán y cuando lo hacía fuera. Entonces era fuerte en casa y muchas veces manejado por su rival a domicilio. Ahora, en este inicio del curso las tornas parece que se han cambiado y los dos triunfos del Sevilla en Valencia ante el Levante y en La Rosaleda ante el Málaga se han alternado con reveses en Nervión contra el Deportivo, un empate que bien es cierto que mereció ser más, y sobre todo contra el Sporting de Braga y el PSG, citas europeas en las que el público despidió a su equipo con razones para estar muy enfadado.

Ahora, el equipo de Álvarez tiene que ganarse el jubileo y la dispensa de sus aficionados, que no celebran un triunfo sentados en sus localidades desde hace más de un mes, cuando logró ese 3-1 ante el Barcelona en la Supercopa de España que acabó siendo tan ilusionante como estéril.

Y para hacerlo ante el Racing, el enemigo de turno, el técnico marchenero le ha echado valor al toro y a boca llena dijo, en un princpio, que deja a Luis Fabiano en la grada porque lo cree conveniente. Bien sabrá el máximo responsable de la plantilla cómo se las tiene que gastar con el brasileño, también porque él mismo vivió en primera persona la relación que tuvo Juande Ramos con la caprichosa estrella, a la que metió en vereda a base de palos y no estando ni mucho menos convencido de la idoneidad de tenerlo en el vestuario. Porque, sí, aunque parezca mentira y muchos no se lo crean, el manchego no quería a Luis Fabiano en su equipo. Ni a él ni a Chevantón. Y muchos desencuentros le costó con Del Nido.

Sin embargo, una lesión de Kanoute a última hora hace que Luis Fabiano entre en la convocatoria de manera extraordinaria.

Ahora, con Álvarez al frente de la nave y Luis Fabiano recién renovado y con muchos más galones que entonces porque ha sido el nueve de Brasil y antes no lo era, la situación en que queda el goleador sevillista llama a la curiosidad. No es el paulista un profesional de mente tan abierta como pueda serlo, por ejemplo, Kanoute y el entrenador deberá tener arte para que el pulso se quede en una estrategia para hacerle subir el rendimiento y no acabe en guerra abierta.

La grada va a estar fiscalizándolo todo y enfrente va a estar un equipo que la campaña pasada sacó petróleo en este mismo escenario del agujero por el centro que el Sevilla aún no parece haber tapado, aunque con Guarente la cosa se intuye mejor. Fue la noche que Canales fichó por el Real Madrid. No es que nada más marcar aquellos dos goles, uno de bella vaselina por encima de Palop, firmase su contrato con el club de Concha Espina, sino que lo hizo en sentido figurado. Hasta entonces era un proyecto con muy buena pinta que incluso estaba en conversaciones con el Sevilla. Después de aquella exhibición delante de sus narices y en su propia casa, Monchi se vio abocado a darle la mano a todo el mundo en aquella mesa de negociaciones y retirarse a buscar otro objetivo.

Y siguiendo con las ausencias, tampoco estará Jesús Navas en la noche de hoy, aunque esto es totalmente distinto a lo de Canales. El palaciego trata de ponerse a punto para llegar a la cita de Dortmund tras su lesión ante el PSG y su protagonismo debe ser asumido por Perotti, que sigue disfrutando de un momento de forma excepcional. A la espera de la vuelta del campeón del mundo, el argentino puede ser clave para dinamizar ese sistema reforzado en el centro que la baja de Luis Fabiano convierte en más que probable para que Zokora, aun sin Canales, no se vea tan solo. Ése ha de ser un paso más hacia esa identidad propia. Ser segundo debe ser un aliento para, después de lo apocalíptico, ganarse el jubileo.

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